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Narradora Amanda

Mi hermana gemela, Fernanda, finalmente fue inscrita en este instituto y comenzará desde el primer nivel. Aunque compartimos la misma edad, hay una diferencia de dos niveles entre nosotras. Fernanda no es precisamente una excelente estudiante y, debido a que no aprobó la prueba de ingreso para ser ubicada en el nivel adecuado, mis padres decidieron que ella cambiaría su comportamiento y mejoraría solo por estar aquí. Según ellos, tenemos a mi prima Nani y a mí como ejemplos a seguir, y ahora me corresponde apoyar a Fernanda en este proceso.

—Hola, Dani. ¿Cómo amaneció mi hermana favorita? —saludó Fernanda, interrumpiendo mi sueño temprano en la mañana.

—Fer, ¿por qué estás levantada a estas horas? Son las 4:00 de la mañana. Te dejé dormir aquí, pero no para que me despertaras a esta hora —respondí con un tono de molestia.

—No puedo dormir, creo que estoy embarazada —exclamó Fernanda de repente.

—¡¿Qué?! ¡Estás loca! ¿De quién? ¿Cómo sucedió? Mis padres te matarán —respondí, sorprendida y preocupada.

—Ay, no te pongas así, solo estaba bromeando. Quería decir que no puedo dormir, tengo hambre y no hay nada rico para comer aquí —aclaró Fernanda, intentando restar importancia a su comentario anterior.

—Es mi culpa por permitirte quedarte a dormir conmigo. ¿Qué has estado haciendo hasta ahora, Fernanda? —le reproché.

—No te enojes. Solo jugué con el teléfono, vi algunas series y me comí parte de la comida que había. Este lugar es muy aburrido, no creo que pueda aguantar aquí mucho tiempo —respondió, mostrando su aburrimiento y descontento.

—Sabes que hoy tienes clases a partir de las 7 y no has dormido nada —le recordé.

—Sí, es aburrido. No tengo ganas de asistir a ninguna clase —se quejó Fernanda.

—Vas a necesitar mucho dinero si quieres salir de aquí con esa actitud —le advertí.

—¿Qué estás diciendo? —preguntó confundida.

—Nada, olvídalo. Con el tiempo lo entenderás. Por ahora, por favor, acuéstate y déjame descansar una hora más, ¿si? —le rogué, deseando recuperar un poco más de sueño.

—Está bien, de acuerdo. Resérvame un lugar ahí —respondió Fernanda, aceptando finalmente mi petición.

Acomodé un espacio para ella en la cama y esperé que ambas pudiéramos descansar un poco más antes de enfrentar el nuevo día en el instituto.

Narradora Fernanda

Luego de que mi hermana se levantó, se alistó y ya fue a clase, ay por favor, si recién comienza el día, no sé por qué ella se complica tanto. Este sitio solo debe ser de aparentar y ya, ni al caso.

Después de no poder pegar el ojo de nuevo, me levanté, me bañé, me cepillé el cabello y me hice unos retoques con el maquillaje para verme divina antes de salir a clases. Mi primera clase era Hotelería básica, una asignatura que tengo dentro de mis especialidades. Ay, pero no debe comenzar tan pronto. Se supone que debe ser una de mis asignaturas favoritas y ya llevo más de media hora tarde, igual no creo que se moleste.

Llegué a las imponentes puertas de mi clase, sintiendo una ligera timidez que me envolvía. Inhalé profundamente, llenando mis pulmones de confianza, y adopté una postura de seguridad antes de adentrarme en el aula.

—Buenos días, profesor Uriel. ¿Cómo ha comenzado su día? —expresé con cortesía, tratando de transmitir un interés genuino.

El profesor Uriel suspiró, reflejando un día agitado.

Colegio de ricos, seguramente no te lo puedes permitirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora