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WEDS POV

Quería ser la primera en correr a
verla. Pero debía de esperar, porque todo se iría a la mierda si Xavier o Ajax se enteraran de mi relación con la rubia. La enfermera
nos guiaba, atrás, iba Ajax y
Xavier, después yo con Yoko
sosteniendo mi camisa por atrás,
previniendo que apresurara a esa
enfermera y entrara a la habitación. Val y Mary se encontraban a mi lado con los ojos llorosos. Y todo eso me hacía darle gracias al cielo porque mi Lobita, tuviera unas amigas que se preocupaban verdaderamente por ella.

Por fin legamos a la habitación
número 214, donde en una plaquita, tenía el nombre de mi amada.

- Aquí es.- Habló la enfermera
pelirroja.- El doctor indicó que no
entrarán todos a la vez, por favor.
Con permiso.- Se disculpó para
seguir caminando por el pasillo.

- Chicas, Xavier y yo
entraremos primero, si no les importa.- Habló el arquitecto.

Las chicas asintieron, dejando que
ambos pasarán, cerrando la puerta
detrás de ellos.

-Vamos a sentarnos, Weds.

Dijo la castaña, tomándome del
brazo para sentarme en la silla. Las
demás se sentaron a mis lados, igual de calladas que yo. Subí mis manos a mi rostro, dejándolas por
unos largos segundos mientras
respiraba lo mejor posible. Después,
pase ambas manos por mi cabello,
despeinándolo más de lo ya estaba.

–Va a estar bien.- Escuché la voz
de Mary, haciéndome suspirar.

Asentí levemente sin mirarla.

***

30 minutos después, la puerta
se abrió. El arquitecto sonrió
tristemente asintiendo en nuestra
dirección.

- Iremos a la cafetería, no
tardamos.- Anunció, para
después guiar a su hijo hacía el
elevador.

-¿Quieres pasar primero?- Negué.

Un suspiro salió de la alta
rubia, para luego asentir y
encaminarse con las demás a la
puerta.

-Maldición.- Exclamé, dejando
mi cabeza caer a la pared detrás de
mí.

Me veía muy sospechosa siendo
un desastre. Pero simplemente no
pude evitarlo. Tantos sentimientos
dominándome eran increíbles.
De miedo a enojo, para volver
al miedo. Impotencia. Era una
completa mierda todo esto.

20 minutos más pasaron, para
que volvieran a abrir la puerta.
Las mujeres estaban con los ojos
cristalinos casi sosteniéndose
entre ellas. Y el miedo me volvió a
invadir. Al entrar a esa habitación,
iba a derrumbarme de nuevo.
Respire profundo mirándolas.

- Ve, te daremos tiempo con ella.-
Sonrió tristemente Yoko.

Asentí, agradeciéndole con la
mirada. Me levante y camine hasta
quedar delante de la puerta. Mi
mano se posó en la manija por
un corto tiempo para darme el
empujón a entrar. Cerré la puerta
detrás de mí con los ojos cerrados.
Mi frente se quedó pegada en
ella. Que difícil es esto. Respire
profundo, tratando de que mi
corazón se calmara un poco. Sin
lograrlo, abrí los ojos y me di la
vuelta.

El nudo en mi garganta no se hizo
esperar. El cuerpo de mi rubia,
de mi reina, se encontraba en esa
camilla de hospital, con aparatos conectados a ella. Las lágrimas
salieron sin filtro y sin vergüenza
alguna. Las piernas las sentía
temblorosas cuando me acerqué a
ella. Se veía pálida, tenía heridas
frescas por su lado izquierdo de
la cara y una gasa en su frente. Su
pierna derecha tenía un yeso hasta
su muslo. Verla tendida ahí, me
hizo sollozar. Tome su mano fría
entre las mías y me arrodillé en el
piso, acerque su mano a mi boca
para dejarle un beso y pegarla a mi
mejilla. Mi otra mano se acercó a su
rostro, y acaricié apenas su mejilla
sana. Sollocé mirándola.

My Woman, My Love. |Wenclair G!P|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora