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Es un domingo por la tarde, en mi ventana puedo ver cómo los niños salen a jugar, cómo con sus propinas tocan mi ventana para comprar todos los dulces que existan, puedo ver cómo llenan sus bocas de tantos caramelos mientras yo a duras penas ingiero una taza de té.

Creo que se ah vuelto una rutina observar a mi alrededor, con solo 6 años aprendí que vale más tener poco que no tener nada, sin embargo ¿Que se sentirá comer pollo almenos un Domingo? , Salgo de mis pensamientos cuando escucho la puerta.

Era mi padre, un Domingo acá, es algo raro mayormente viene de visita y solo días de semana y viene a dejar el diario y luego lo veo marchar pero esta vez parece que se quedará.

Papá -me aviento a sus brazos feliz de verlo a lo cual el me recibe con los brazos y una linda sonrisa-

El tiene Cabello blanco, una piel suave, ojos verdes que quizá es lo que enamoró a mi mamá, me acurruca en sus brazos y me dice que se quedará a comer.

Me pone feliz escucharlo decir eso, solo lo veo como si fuera de visita y no mi padre.

Me siento a jugar con una muñeca de trapo mientras espero que esté la comida , pasan unos minutos y la comida ya está servida eran lentejas con un pedazo pequeño de pollo, era pollo, la felicidad de ese momento no se compara con absolutamente nada, me sentía feliz y satisfecha aunque solo era un pedazo pequeño.

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