𝐄 | Lo único que tenía que hacer era aceptar un trabajo en las instalaciones del laboratorio de Corea del Sur, sin imaginar que estaría involucrada en los sucesos mounstrosos que desatarían un apocalipsis mundial.
"En la vida hay situaciones más di...
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CHAPTER FOUR
encerrados
15.10.2020 7:50 pm
Detuvo su motocicleta en la parte de atrás de la recidencia. Pensó que mejor era no llamar mucho la atención de sus vecinos por dos razones; primero, por el estado en el que estaba, y segundo, por su herida que no paraba de manchar intensamente el improvisado vendaje que había hecho.
Corrió hasta la entrada que estaba conectada con la bodega, pero al notar que la reja estaba cerrada con cadenas y candados soltó un suspiro de frustración y pensó detenidamente en otra forma para entrar, que no involucrara la entrada principal.
Por su mente pasó un recuerdo, cuando oyó al conserje decir que la ventana del cuarto de aseo siempre la dejaban abierta para que se ventilara. Exclamó un "bingo" al confirmar que sus ideas eran ciertas.
Con cuidado entró intentado no hacer mucho ruido. La volvió a cerrar pero esta vez con seguro. Salió de allí dirigiéndose a un pasillo, camino hasta las escaleras traseras subiéndolas mientras se presionaba la mordida que no paraba de escurrir sangre.
Pensaba en ir a un piso vacío y de allí subir al elevador.
Su pecho se contrajo y una sensación tensionante conmovió sus sentidos, siguió subiendo las escaleras pero esta presión cada vez se hacía mas fuerte e incómoda. El lugar estaba extrañamente en silencio y con restos de vidrio en el suelo.
Un ruido proveniente de las escaleras que continuaban su camino la detuvo en seco. La cosa que emitía los gruñidos corría para los pisos de más arriba.
Inmediatamente la criatura del laboratorio y su hermano aparecieron en su cabeza. Quiso pensar que se estaba volviendo paranoica, pero algo dentro de ella la incitó a apresurar su paso alarmada.
Presionó el botón para llamar al ascensor, pero se dió cuenta que al parecer estaba en mantenimiento.
"Lo que me falta, ¡Carajo!"— pensó frustrada.
Empezó a correr subiendo las escaleras, implorando para no encontrarse algo extraño.
Todo a su alrededor estaba desordenado. Comida regada por todo el pasillo, cosas tiradas, y sangre teñir el sueño y las paredes de rojo intenso.
Quedó perpleja al observar la misma escena del laboratorio repetirse también en el edificio en donde vivía. Apresurada, llegó hasta la puerta de su apartamento. Tocó dos veces, rezando para que su hermano esté bien.
La joven al escuchar pasos inestables acercarse más a ella golpeó la puerta desesperadamente esperanzada con que Suk estuviera sano y salvo.
El niño cuando la vió por la cámara no dudó en abrirle de inmediato, jalándola por su mano y cerrando la puerta detrás de ella inmediatamente.
