Epílogo.

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Pamela Vite

Despertar estaba decorado de forma más elegante, habían dispuesto pequeñas mesas en cada rincón en las cuales descansaban cubetas con botellas de Champagne y copas acompañándolas.
La decoración en dorado era perfecta para despedir el año, un año bueno para mí.

La mayoría de las personas llevaban antifaces dorados, los cuales estaban a disposición de todos sobre las barras, pero yo preferí no usarlo.

Caminé hacia el extremo izquierdo y crucé la puerta del salón y no me detuve hasta que llegué al rojo, ese donde con frecuencia se respiraba sexo.

Sonreí al ver a Steve, el guapo hombre que solía estar en otra barra cuando yo visitaba el club. Estaba más musculoso o quizá era la camisa negra y brillante que usaba esa noche, pero se veía guapísimo.

Más entusiasmada de ver un rostro familiar, caminé hacia la barra principal y tomé un lugar cerca al escenario. Me senté sobre uno de los bancos y observé a mi alrededor mientras esperaba ser atendida.

¿No te gustan los antifaces? —preguntó una voz masculina.

Sonreí y giré hacia mi derecha para responder, pero en el momento que lo vi me quedé sin aliento.

Allí, frente a mí, mirándome con intensidad estaba la razón por la que tenía un fetiche con los bartender. Allí, frente a mí, después de tres años estaba él, el hombre por el que suspiraba cada vez que visitaba el club.

No me fue dificil reconocerlo, aun cuando había cortado su cabello y no llevaba la frondoza barba de siempre, sus ojos eran inconfundibles.

Era él, lucía más joven con ese look, muchísimo más guapo.

Sonrió ligeramente y mi adormitado corazón empezó a reaccionar.

¡Ni de coña!
Es un hombre casado...

Sé que te he visto antes —comentó con voz ronca— pero no recuerdo tu nombre —extendió su mano hacia mí y me tomé unos segundos antes de tomarla— Soy Jack —se presentó.

Quise decirle que lo sabía, pero era la primera vez que me hablaba y estando tan cerca su voz se escuchaba aun mejor.

¿Tequila? —gritaron detrás de mí.

Jack frunció el ceño sorprendido.

Giré hacia Steve y le sonreí ampliamente.

¡Tequila! —gritó el rubio— Qué gusto verte de nuevo aquí.

¿Cómo estás? Es bueno ver rostros conocidos —respondo.

Tu nombre es Tequila? —preguntó Jack, yo sonreí.

Soy Pamela —me presenté apretando su mano— Tequila es el trago que siempre elijo...

Me liberé de él tan pronto como me fue posible, pero mi estómago se agitó cuando su interés en mí pareció aumentar.

Te gustan los tragos fuertes —comentó Jack con esa voz de hombre dominante que erizó la piel de cualquiera— ¿Hay algo más que te guste fuerte?

Si no hubiera estado sentada me caía de culo porque ese momento era irreal.

Jack, el guapo de la barra principal, el esposo fiel de la dulce Sil estaba coqueteandome y no me lo podía creer.

¡Es casado!

Claro —respondí intentando no seguirle el juego— El café...

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