Solos Tu Y Yo

prólogo

-Kharla entiende que no podemos vivir en un lugar donde solo alla conflictos.-mi madre se sentó a mi lado y me puso una mano en el hombro-Yo sé que será un poco difícil para ti al principio pero luego te acostumbraras, hija. Solo es cuestión de tiempo.

La señora daima era mi madre, ella era de esas personas que tiene amigas pero lejos. Ocea no con mucha confianza. Cada vez que alguna amistad empezaba a ir más seguido a nuestra casa y se hacía más cercano terminaban en una discusión, se alejaban y hasta nunca más. Y no era la primera vez que nos mudabamos por eso, más bien era como la segunda. Porque mi madre no soportaba tener que salir y verle la cara a la vecina ni la vecina a mi madre. Cada vez que se veían se tiraban indirectas en voz alta pero ninguna se decía nada directo.

-Si, claro-reí irónicamente y luego me aparte-Cuestión de tiempo. Con lo bien que se me da esto de socializar.-le respondí

-Vamos verás que la nueva casa te va a gustar, tienes tu propia habitación de la forma que se que te gusta. Yo misma elegí todo. Ya no tendrás que soportar a lau durmiendo contigo, tiene su propia habitación. Y tu hermano podrá venir a vivir con nosotros. Mira cuantas cosas buenas, esta oportunidad no se da todos los días.

Era cierto, esa oportunidad no se daba todos los días. No somos millonarios. Pero por lo que me ah dicho es una pasada. Era la antigua casa de mi abuela, la cual nunca conocí. Y por lo que sabía no tenía muy buena relación con mi madre, pero al ser la única hija le dejó la casa y otras cosas que dejó al morir. Bueno por lo menos lo de la casa si me animaba un poco, pero no me quería ir de la ciudad, mis amigos, mi escuela, todo se quedaba atrás.

-Vamos cariño, ya es hora de irnos- me dijo ella haciendome volver a la realidad.

Me asome por la vetana y si ya afuera estaba el coche de mi hermano mayor Alían y junto a él mi pequeña hermana Lau.

Sin decir nada baje las escaleras cargando mi maleta y una pequeña mochila. Me quedaba otra maleta arriba pero la dejé arriba ya Alian la recojeria porque yo sí que no podía.

Cuando salí a subir mis cosas al auto di un respingo al sentir las frías gotas que caían en mi frente. Genial.

-Será el mejor viaje de mi vida-le dije a mi madre forsando una sonrisa a lo cual ella respondió con otra sonrisa pero más real-Era ironía.