Missa:
Tengo que terminar con Mafer.
Fue lo que pensé luego de dejar de besar a Phillip. Le agradecía que nos hubiese detenido, no quería que todo empeorase y no quería herir a nadie, pero sabía que si seguía como estaba ahora, más de uno saldría herido. Los quería a los dos, pero era imposible.
Quien me conoce mejor que mi novia de hace años, la que me ha acompañado, querido y cuidado durante todo este tiempo. La que ha ayudado con mi carrera, la que ha llorado conmigo y jamás se ha quejado. Iba a ser lo más doloroso del mundo. Pero, después de todo lo sucedido estos días, al mirar al hombre frente a mí, sabía que era lo correcto. No lo más fácil, pero sí lo adecuado.
Mi corazón estalla de emoción cada vez que lo veo y el solo pensar en perderlo era tan doloroso que las ganas de llorar llegaban como un disparo. Mi cuerpo se encendía con él, las fantasías, las risas y el tiempo que hemos compartido. Lo sabía, lo sabía de antes de que él me dijese nada, yo lo estaba sintiendo desde antes. De algún modo, este hombre logró gustarme a distancia, y si me gustaba de esa forma, teniéndolo aquí, era irresistible.
Recordaba a los pensamientos que había tenido en la ducha aquel día después de nuestra salida, en la que no había dejado de verlo mientras él miraba el atardecer. Aquel día había caído perdido de sus encantos, de lo bella que era su sonrisa, lo cómodo que estaba junto a él y lo mucho que me gustan sus ojos. Sus bellos ojos.
Y al tiempo que pensaba todo eso, la idea de que la gente me mirase de otra forma, recibir comentarios despectivos y todo el odio que nos podía caer, era aterrador. Siempre había sido Missa el simpático, el de los buenos vídeos y que nunca se metía en peleas. Por ello, el solo pensar en que por demostrar afecto en público con Phillip podría generar una controversia gigante, me hacía morir de miedo.
— ¿Missa? Te quedaste pegado weón —oí que decía Phillip. Me había perdido en mis pensamientos—. ¿Me bajo? Demás que peso mucho.
— No pesas nada —respondí al instante. Recordaba los problemas que Phillip había tenido con la comida. Lo agarré por la cintura y lo acerqué aún más hacia mí, fue entonces que escuché un leve jadeo por parte contraria—. ¿Y eso?
Al instante, se escondió en el hueco entre mi hombro y mi cuello, irradiaba calor.
— No-No hagas ese movimiento, por la chucha —no podía negar que yo había sentido un escalofrío recorrerme la columna. Lo tomé nuevamente, moviéndolo suave. Un jadeo contenido volvió a oírse— ¡Missael!
Quería oír aquellos sonidos mucho más claros, mucho más fuertes... era un nuevo deseo que había surgido de lo más profundo de mí, luego de escuchar lo excitante que eran aquellos sonidos provenir de Phillip. Ay dios, ¿Qué clase de cosas estoy pensando? Me estaba avergonzando solo.
— Se te pusieron las mejillas rojas —oí que me decía Phillip, con una sonrisa molestosa.
— Puedo decir lo mismo de ti —y las tenía, se veía malditamente adorable de esa manera, me daban muchas ganas de besarle toda la cara.
— Ah, no me webees —me miraba con las cejas fruncidas, yo no quitaba la boba sonrisa que se me había formado al verlo hablar— Tu te pusiste a besarme y luego me moviste de-de... esa forma.
— ¿De qué forma, Pili? —respondí retándolo con la mirada.
— ¡Esa forma! —gritó aún más avergonzado que antes— Uy, este conchesumadre'. Ves que les das la razón a las niñas que escriben fanfics.
— ¿De que eres al que le dan? —alcé las cejas, agarrándolo aún más fuerte por la cintura y atrayéndolo hacia mí. Tenía demasiadas ganas de tomarlo y lanzarlo a la cama, pero habían muchos inconvenientes. Desde que aún era un hombre con novia hasta que no sabría que chingados hacer luego de una sesión de besos— Pero si es obvio que yo sería el hombre de esta relación.
Él se quedó callado, con el rostro mucho más rojo que antes y los ojos muy abiertos. Fue cuando me di cuenta lo que había dicho. Sentí mi cara arder en cosa de segundos. Había hablado de demasiadas cosas comprometedoras en muy pocos segundos, por lo que decidí acercarme a él y esconderme en su torso.
— ¿Con qué el hombre de esta RELACIÓN? —murmuró al tiempo que me abrazaba de vuelta—. No sabía que teníamos una relación.
— ¡Cállate! —le di un golpe en el hombro, pero aún así se reía a carcajadas.
Hubo un momento de silencio, uno que resultaba bastante cómodo a pesar de la situación vergonzosa en la que estábamos.
— Tienes que hablar con Mafer.
— Ya lo sé... —suspiré desganado. Estaba tan perdido en lo que pasaba, que comencé a darle pequeños besos suaves en el cuello a Phillip, quien se dejaba querer y movía la cabeza dejando libre para que continuara—. No sé si tendré el valor para terminar con ella.
— ¡¿Terminar con ella?! —me miró con los ojos muy abiertos, parece que no estábamos hablando de las mismas cosas— Pe-Pero... no puedes. No quiero ser el culpable de que algo así ocurra.
— No lo eres —suspiré con pesar—. Creo siento por ti más de lo que yo pensaba.
Si con solo verme lograba hacer que me derritiera y me tenía en sus brazos. Chingada madre, es que con solo verlo las ganas de besarlo me ahogaban de una manera maravillosa y las mil formas de hacerlo reír no serían suficientes, porque ahora su risa era el sonido más maravilloso de todo el chingado mundo. Él me hacía sentir demasiado.
— No digas esas cosas o comenzaré a creer que es cierto —no me veía, miraba a cualquier zona con la que pidiese distraerse.
— Es lo que es Pili, no mames. Siento cosas por ti y lo sabes, no sé que tan fuerte es, no sé como describirlo, pero lo siento —dije fugaz para no avergonzarme más de la cuenta—. Pero sé que de cualquier forma, no está bien lo que le hago a María. Debo... terminar con ella.
— Yo no voy a presionarte —me agarró por las mejillas para que lo mirase, tenía una mirada conciliadora que me hizo sentir en casa—. Hazlo a tu tiempo... esperaré.
De pronto, volví a lanzarme a sus labios. Quería dejar el tema por un momento y simplemente centrarme en él, y en que podía disfrutarlo por un tiempo más. Él no se quejó.
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Hola, aquí otra vez, gente bonita. No podía dejarlos así, por lo que decidí darles un regalito ya que terminaron mis pruebas de la U.
Espero lo disfruten. Cuídense mucho!
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Quédate un momento más y ya | Mr. Phissa
FanfictionLa distancia puede ser el protagonista de tantas historias de amor como personas hay en este mundo. Si la distancia fuera un impedimento, las cosas jamás habrían funcionado. Y si la distancia no existiera jamás me habría enamorado de ti de la forma...