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Cuando desperté a la mañana siguiente, Victoria ya no estaba a mi lado. Traté de no estresarme por ello hasta estar bien despierto, así que me senté en la cama y estiré mis brazos haciendo que un bostezo saliera de mi boca. Tomé mi celular para ver la hora... 09:23 am.

Bueno no era tan tarde. Pero no sé si eso es considerado tarde en esta casa. Diablos...

Salí de la habitación y me dirigí a bañarme, cuando regresé a cambiarme me puse lo primero que vi en la maleta sin pensar demasiado y bajé hacia la cocina rápidamente. Quería ver a Victoria y ayudar en lo que se necesitaran para la reunión a la que iríamos. La casa olía a que estaban cocinando algo, carne tal vez...

-¡Buenos días Sebastian!- dijo Olivia mientras sacaba del horno un plato redondo.
-Buenos días, lamento haber despertado hasta ahora- dije como vómito verbal, hace mucho que no me disculpaba por existir, pero supongo que estando aquí con el estrés de caerle bien a sus padres, era suficiente motivante para volver a hacerlo. (Sarcasmo)
-No, tranquilo. Solo estamos preparando comida para la reunión. Ya casi acabamos, así que ya podríamos almorzar todos.
-Oh, de acuerdo. ¿Necesitan ayuda con algo o quieren que vaya haciendo el almuerzo?- pregunté.
-De hecho, ¿podrías ir a la panadería? Encargué un pastel y pan.
-Ah, claro.
-Victoria, ¿por qué no van juntos?
-Okey, no tardamos- dijo Vi tomando mi mano y guiándome a la puerta de entrada.

Era una mañana fresca, el cielo estaba nublado y había algo de viento. Creo que no es el mejor clima para una reunión, pero espero que no llueva. Parecía como si fuera domingo, no había nadie en la calle, ningún vecino asomándose o paseando a su mascota.

Iba con la mirada en el cielo, cuando de pronto Victoria jaló de mi brazo para acercarme a ella y besó mis labios.
-¿Y eso?
-No te di un beso de buenos días- dijo sonriéndome.
-Bueno, no creo que tu papá hubiera querido ver eso.
-No creo que le importe mucho, pero tal vez es mejor no hacerlo tan obvio.
-Sí, tal vez- dije volviendo a besarla, metí brevemente mi lengua para que bailara con la suya. La tomé de la cintura para pegarla a mí y sentirla por completo, sus piernas, su pelvis, su abdomen, sus senos. Tenía ganas de tocar su trasero y apretarlo tanto como lo hago cuando ella me monta, hasta que recordamos que estábamos en medio de la calle y teníamos que ir por el encargo de su madre.

•••

La mañana pasó con tranquilidad, hasta que llegó la hora de arreglarnos para irnos a la reunión, la cual sería en la casa de sus abuelos. Yo me sentía un tanto emocionado, pero en el momento en el que nos subimos al auto, fue como un balde de agua fría.

-Seb, ¿estás conmigo?
-¿Mmm?
-¿Qué pasa por tu cabeza?
-Todo y nada
-Aún no hemos llegado, no sabrás lo que nos espera hasta que bajemos de este auto.
-Lo sé, pero sobrepensar las cosas es una de mis especialidades- dije con una pequeña sonrisa para aligerar la conversación.
Victoria arqueó una ceja, claramente no le pareció divertido mi comentario.
-Eso trato, pero no lo puedo evitar- dije casi en un susurro.
-Lo sé, estaré aquí para ti ¿de acuerdo? Si te sientes abrumado, solo toma mi mano y sígueme.
Asentí ligeramente antes de tomar su mano cálida entre las mías y acariciar sus nudillos.
-Entonces, ¿qué te parece si te digo que habrá piñata?- Vi dijo de pronto.
-¿Piñata?
-Sí, para adultos me refiero. Ósea podrás pasar a pegarle para que caigan los dulces.
-No quiero ser grosero, pero...
-Pero vas a decir algo grosero.
-Espero que no, mmm ¿de dónde sacaron una piñata?
-Aunque no parezca, de este lado del globo hay varias comunidades de latinos. Así que no podían faltar los mercados mexicanos, ahí venden algunas piñatas.
-Oh, ya veo. Entonces supongo que también hay restaurantes...
-Sí, podríamos ir a uno pero no sé si nos de tiempo.
-Bueno, me conformo con la piñata y los dulces entonces.

Viena (Sebastian Stan - español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora