Capítulo 2

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La presentación había sido amena, Izayoi tenía un buen sentido del humor y su calidez era palpable. Rin sintió mucho miedo pero, todo eso termino muy rápido, podría decir que tenia suerte o que solo llego en el momento adecuado. Para ella.

El señor Inuno estaba en un viaje de negocios, el hijo, que ahora sabía se llamaba "Inuyasha", estaba tomando un curso fuera de la ciudad y llegaría al día siguiente. De algún modo, Rin tuvo cierta aflicción al caer en cuenta de que aunque esa era la casa más grande de Tokio, la mayor parte del tiempo estaba vacía. Irónico.

Después de haber hablado bastante tiempo con la señora de la casa, Rin fue llevada a la que sería su habitación. Y ante esta, su reacción fue de incredulidad. Alguna vez, ella estuvo muy cerca de entrar a una suite junto a su madre. Aseguraba que la "modesta" habitación que le habían encomendado, era tan grande y bonita como una suite.

La ventana grande que estaba en medio de la habitación, daba vista a la piscina del patio trasero. Se sintió como una muñeca en la casa de los sueños.

Sus maletas habían sido llevadas y estaban sobre la cama, izayoi le había dicho que saldría con sus amigas y volvería tarde. Eran un par de empleados y ella en completa disposición de la casa.

Con algo de miedo pero con mucha curiosidad, decidió salir da su habitación y caminar por el largo pasillo al gran salón que ellos hacían llamar sala de estar. Las paredes tan altas, en blanco y azul claro, la iluminación natural se colaba entre los grandes ventanales creando un escenario casi mágico. Dio una vuelta entera intentando observar cada detalle desde todos los ángulos. La construcción se acercaba a la de un palacio, y en medio de la soledad al centro del salón, se sintió como parte de la realeza.

— tu debes ser Rin.

Esas palabras la hicieron volver a su realidad, encontrándose con unos ojos ámbar que la veían desde una puerta al fondo. En la oscuridad.

Detuvo bruscamente su imaginación y se quedó petrificada parada en medio del salón.

— s-si, soy yo. — dijo apenas pudo contestar.

Él chico en la puerta río por lo bajo. A lo que Rin se sintió confundida.

— lo siento, no quería asustarte. — se disculpo — me han dicho que mi madre no está, y yo llegue antes de lo previsto. Un placer, soy Inuyasha.

Inuyasha...

— el placer es mío joven Inuyasha — se apresuró a decir — Soy Rin, Amakuza Rin.

Inuyasha comenzó a caminar al centro del salón donde se encontraba Rin.

— oye, no tienes que ser tan formal. Tenemos la misma edad — dijo él bastante relajado.

Inuyasha era más bien parecido de lo que creyó. Sus facciones eran algo finas, su cabello estaba en un moño haciendo que su cara se viera aún mejor. Todo fue parte de un deleite visual. No negaría el hecho de que, Inuyasha era mucho más guapo en persona que en fotos. Y, que ella tendría que pasar meses viviendo bajo el mismo modesto techo, la hacía sentir nerviosa.

— solo dime Inuyasha, Rin.

Rin asintió sin poder verle directamente a los ojos. Tenía enfrente al chico y mirarlo directamente le parecía incomodo.

— bien Rin, ¿sabes nadar ? — preguntó el chico poniéndose a la altura de ella.

¿Nadar?

— No muy bien.

— excelente. El calor es sofocante, vayamos a la piscina, le pediré a alguien que nos lleve bocadillos, así podemos hablar y conocernos. — y diciendo esto último se perdió en el pasillo dejándola aún en el centro del salón. Pensando.

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