24 - Corrosivo

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Un mes después


Narración de Ocean


En los años que llevaba viviendo en la casa que me dejó mi madre, nunca me había sentido aburrida o sola. Siempre encontraba la manera de distraerme y de no caer en pensamientos destructivos.

¿Por qué no puedo dormir bien? ¿Por qué no dejo de pensar en Katakuri?

Sabía con certeza que por momentos era brusco y bastante posesivo, aun así, yo sentía que sus sentimientos eran reales. Al comienzo tenía un mar de dudas, estaba dispuesta a solo ser para un rato, con tal de solo pasar tiempo con él.

Al pedirme que viviéramos juntos, por un instante creí que se trataba de querer tenerme bajo su vigilancia. Pero en realidad, creo que no todo es como parece a la primera impresión. Lo que ocurre con Katakuri es que es muy transparente y también impulsivo. ¿Dejó que ella recibiera el disparo por todo el mal causado hacia mí? Era lo más probable.

El probablemente no vio otra salida al asunto.

¿Me he detenido a pensar en cómo se sintió el al ver aquella desagradable escena con los Germa? Tienen suerte de estar vivos. ¿Y yo?

Tantas veces me has salvado.

Aquí voy de nuevo, estoy pensando en él.


Sonó la puerta, me acerque a paso lento, luego de todo lo ocurrido debía preguntar de quien se trataba. Desee que no fuera Sunset.


—Cavendish.


¿Qué está haciendo aquí? ¿Por qué su tono es tan formal?

Abrí la puerta y su mirada me dirigió una profunda lastima.

Me dio un fuerte abrazo, el que apartó enseguida, analizando el lugar.

—No he venido con Katakuri, quédate tranquilo. Ven, pasa.

Tomó asiento y se quitó el despampanante sombrero emplumado.

Me dio unas palabras de aliento respecto a Austral y como era obvio, quiso saber porque no vino Katakuri.

—La situación ¡Oh! Ya te expliqué. Además, yo...

—Te ves por demás delgada. —me interrumpió —¿Estas comiendo bien? Te preparare algo ¡Cielo santo! —exclamó y fue rápidamente a buscar un delantal.

Mientras, me recosté en el sofá, quedándome profundamente dormida.

***

El olor de lo que parecía ser un omelete me habían sacado de mi corto sueño, Cavendish lo dejó en la pequeña mesita. Pero el olor no me parecía apetitoso en lo absoluto. Lo tomé para no ser descortés y no pude ni probarlo.

—¿Y bien? Come.

En lugar de decirle que me encontraba mal del estómago o que no tenía hambre, comencé a llorar y no podía detenerme. Volcando parte de la comida en el sofá.

—¡Oh válgame dios! ¿Ocean que ocurre? —se acercó a mi apoyando su mano en mi hombro.

Pero no conseguía hablar. Como si mi mente estuviera siendo dominada por una fuerza mayor, mi voz temblaba y las lágrimas no cesaban.

Cavendish entraba en pánico rápidamente por lo que se puso en pie y fue a buscar un vaso con agua.

—¡Cálmate por favor! Respira Ocean ... ¿Qué ocurre?

El encanto de la bruja |- ( Katakuri x Oc)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora