Capítulo 1: El encuentro

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Lucía era una joven Libra que acababa de mudarse a Buenos Aires para estudiar periodismo. Era una chica alegre, sociable y creativa, que le gustaba conocer gente nueva y vivir aventuras. Le encantaba el arte, la música y la literatura, y soñaba con viajar por el mundo y escribir sobre sus experiencias.

Martín era un hombre Capricornio que trabajaba como abogado en una prestigiosa firma. Era un chico serio, responsable y ambicioso, que se esforzaba por cumplir sus metas y hacerse un nombre en su profesión. Le gustaba el orden, la disciplina y la lógica, y no se dejaba llevar por las emociones.

Un día, Lucía y Martín se cruzaron por casualidad en una cafetería cerca de la universidad. Lucía estaba sentada en una mesa con su portátil, escribiendo un artículo para el periódico estudiantil. Martín estaba de pie en la fila, esperando a que le sirvieran su café. Sus miradas se encontraron por un instante, y sintieron una extraña atracción.

Lucía se quedó impresionada por los ojos azules y la sonrisa cautivadora de Martín. Pensó que era el hombre más guapo que había visto en su vida, y se preguntó qué haría allí. Martín se fijó en el cabello castaño y los labios rojos de Lucía. Pensó que era la mujer más hermosa que había visto en su vida, y se preguntó qué haría allí.

Lucía decidió romper el hielo y le hizo una señal con la mano para que se acercara. Martín dudó un momento, pero luego se animó y se dirigió hacia ella.

- Hola - dijo Lucía con una voz dulce - ¿Te puedo invitar a un café?

- Hola - respondió Martín con una voz grave - Gracias, pero ya tengo el mío.

- Bueno, entonces ¿te puedo invitar a sentarte conmigo? - insistió Lucía con una sonrisa.

- Está bien - aceptó Martín con una leve sonrojo.

Lucía le hizo un hueco en su mesa y le ofreció una silla. Martín se sentó frente a ella y la observó con curiosidad.

- Me llamo Lucía - se presentó ella - Estudio periodismo en la universidad.

- Me llamo Martín - se presentó él - Trabajo como abogado en una firma.

- ¿Abogado? - exclamó Lucía con sorpresa - Qué interesante. ¿Te gusta lo que haces?

- Sí, me gusta - afirmó Martín con orgullo - Es una profesión muy exigente, pero también muy gratificante.

- ¿Y qué tipo de casos llevas? - preguntó Lucía con curiosidad.

- Pues de todo un poco - respondió Martín con cautela - Desde divorcios hasta delitos fiscales.

- Vaya, debe ser muy emocionante - comentó Lucía con admiración.

- Bueno, depende del punto de vista - dijo Martín con modestia - A veces es muy aburrido y tedioso.

- No creo que sea así - dijo Lucía con entusiasmo - A mí me encantaría ser abogada. Debe ser genial defender la justicia y ayudar a las personas.

Martín sonrió ante el optimismo de Lucía. Le pareció una chica muy simpática y divertida, aunque un poco ingenua e idealista.

- ¿Y tú qué tipo de periodismo haces? - preguntó Martín con interés.

- Pues de todo un poco también - respondió Lucía con alegría - Desde cultura hasta deportes.

- ¿Y qué te gusta más? - preguntó Martín con curiosidad.

- Pues me gusta todo - dijo Lucía con pasión - Pero sobre todo me gusta escribir sobre temas sociales y humanos. Me gusta contar historias que inspiren a las personas y las hagan reflexionar.

Martín asintió ante el entusiasmo de Lucía. Le pareció una chica muy inteligente y creativa, aunque un poco soñadora e impulsiva.

- ¿Y qué tipo de historias te gustan más? - preguntó Martín con interés.

- Pues me gustan todas - dijo Lucía con emoción - Pero sobre todo me gustan las historias de amor. Me encanta leer y escribir sobre el amor en todas sus formas y colores.

Martín se quedó sin palabras ante la confesión de Lucía. Le pareció una chica muy romántica y sensible, aunque un poco ilusa e imprudente.

- ¿Y tú crees en el amor? - preguntó Lucía con una mirada profunda.

Martín se sintió nervioso ante la pregunta de Lucía. No sabía qué responder. Él nunca había estado enamorado, ni había tenido una relación seria. Siempre había priorizado su carrera y su futuro, y no había tenido tiempo ni ganas de involucrarse sentimentalmente con nadie. Pero algo en Lucía le hacía sentir algo diferente, algo que no podía explicar.

- Yo... no lo sé - balbuceó Martín con honestidad.

Lucía sonrió ante la respuesta de Martín. Le pareció un chico muy sincero y respetuoso, aunque un poco tímido y reservado.

- Bueno, no te preocupes - dijo Lucía con dulzura - El amor es algo que se siente, no que se piensa. Y cuando llega, lo sabes.

Martín se quedó mirando a Lucía con una mezcla de asombro y fascinación. No podía creer que una chica tan bonita y tan diferente a él le estuviera hablando así. Se preguntó si ella sentiría algo por él, o si solo era una forma de ser amable.

Lucía se quedó mirando a Martín con una mezcla de ternura y curiosidad. No podía creer que un chico tan guapo y tan diferente a ella le estuviera escuchando así. Se preguntó si él sentiría algo por ella, o si solo era una forma de ser educado.

Ambos se quedaron en silencio, sin saber qué decir ni qué hacer. Solo se miraban a los ojos, intentando descifrar lo que el otro pensaba y sentía. Se creó una atmósfera de magia y misterio entre ellos, que ninguno de los dos quiso romper.

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