Final

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Se encontraban sentados en la parte trasera del automóvil del padre de Luzu, cada uno en un extremo mirando por la ventana en silencio, pero con las manos entrelazadas.

Quackity aún seguía algo molesto por la discusión que habían tenido la noche anterior, pero en su defensa, Luzu había esperado hasta el último momento para hacerle aquella petición. Ninguno había querido discutir, pero cuando el tema salió en la conversación y empezaron a dar sus puntos de opiniones, la cosa se comenzó a calentar.

Lo recordaba todo tan vívidamente, que si cerraba sus ojos se creía capaz de revivir el momento una y otra vez.

—No.

—Por favor, es lo último que te pido.

—No lo haré, me niego.

—Es por tu bien, maldita sea, ¿Es que no puedes entender?

—¡El que no entiende eres tú, Luzu! ¿Cómo se te ocurre pedirme que no vaya al aeropuerto, ni que te llame o te escribas?¿Es que acaso la fiebre te dañó la capacidad de pensar correctamente?

Luzu guardó silencio, respirando con fuerza y tratando de calmarse. Quackity por su lado, lo seguía mirando con los ojos llenos de furia y las manos en puños.

—Joder Quackity, estoy pensando en ti. No quiero que te la pases con el teléfono en la mano todo el día como un puto adicto ¿Vale? Aprovecha que yo no estaré para salir, conocer gente nueva, hacer amigos, seguir con tu vida.

—¡Mi vida va a seguir contigo cuando vuelvas, pendejo. No antes!

—¡No sé si volveré, ni siquiera sé si quiero estar vivo mañana o en un mes!

—¡¿Que mierda acabas de decir?!

—¡Lo que escuchaste, puto sordo, que no quiero vivir más!.

Y con esa última frase, la discusión había sido finalizada.

La mañana había pasado en completo silencio.

Cuando la alarma sonó a las cinco de la mañana, Quackity la apagó en silencio, levantándose y dirigiéndose al baño a darse una ducha. Luzu se quedó despierto entre las sábanas, juntando las fuerzas necesarias para afrontar lo que se vendría.

Se levantó luego de unos minutos y decidió preparar el desayuno. Algo simple y sencillo puesto que no tenía mucha hambre, y su estómago estaba tan revuelto por los nervios que dudaba que recibiera mucha comida.

Para cuando Quackity salió de su habitación vestido, su desayuno estaba servido en la mesa. Tomó asiento con la cabeza baja, viendo por el rabillo de su ojo como Luzu salía de la cocina para dirigirse al baño. Después de unos largos minutos, lo vio salir con una toalla envuelta en su cintura y meterse rápidamente a la habitación.

A pesar de todo el rato que llevaba sentado, Quackity no había probado bocado alguno. Le había dado un par de sorbos a su café, preparado exactamente como a él le gustaba, pero nada más. Ni siquiera tenía hambre o deseos de probar el desayuno, estaba tan perdido en sus pensamientos y miedos que no era capaz de sentir nada.

Luzu llegó a la cocina, dejando escapar un sonido de sorpresa cuando vio que el desayuno seguía intacto. No dijo nada más, en silencio se sirvió una taza de té y se sentó frente a su novio, observando sus propias manos.

La situación era incómoda y ambos lo sabían, pero ninguno era capaz de romper el silencio que había. No sabían si era por la discusión que había ocurrido o por el hecho de que ese era el último desayuno que tendrían juntos, pero no podían evitar perderse en sus mentes.

So, it's end? [Luckity​]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora