La Redención de Regulus Black

04: Ayudando al Casi Muerto

Regulus P.o.V:

El agua helada me calaba en los huesos y me ardía el pecho, la desesperación de ser arrastrado y las manos agarrando mi cuerpo me hicieron abrir los ojos del terror, lo último que recordaba del sueño era un cielo en llamas y el llanto histérico de Kreacher.

Me creí muerto, cuando mis ojos hicieron esfuerzo para enfocar donde estaba, me encontré en una habitación extraña, acostado en una cama desconocida, Kreacher no estaba y yo me sentía terriblemente indefenso, toqué mi bolsillo y no encontré mi varita. Miré aun lado y una mujer que se me hacía terriblemente familiar estaba sentada a mi lado observándome.

— Buenos Días Regulus, por favor, no te asustes, no tienes tu varita encima, porque yo la tomé, necesito impedir que todo el artisteo que armé junto a Kreacher se caiga de a pedazos por un hechizo descuidado— Al mencionar a Kreacher inmediatamente mi mente se llenó de preguntas pero solo me le quedé observándola confundido, preferí no hablar, estaba demasiado débil como para intentar algo.

— Ahora mismo tu situación es esta: Se notificó de tu presunta desaparición y muerte, Kreacher se debe estar encargando de eso ahora mismo, por alguna razón que desconozco se me contrató específicamente para asegurar tu supervivencia y estar completamente enfocada en tu cuidado, en especial ahora que iniciaste una tentativa de rebelión contra Voldemort que fue un total éxito. De ahora en adelante tu madre, tu padre y quienes te aman creerán que están muerto, lloraran tu perdida y en tu lapida dejarán flores. Esta semana en los periódicos intuyendo las influencias de tu padre como colaborador adquisitivo del Profeta, no dejarán de hablar de la desgracia de los Black. El único que estará al tanto de la verdad será mi empleador, tu, Kreacher y yo, y no debes preocuparte, mi empleador no es Voldemort.

La realidad aquí es que, en efecto Regulus los inferís de esa cueva te ahogaron, te traje de milagro devuelta a la vida — Era perturbador todo lo que esta mujer me decía, pero lo que me hacía creerle era lo imperturbable que se veía y escuchaba mientras explicaba todo, además de que yo recordaba a los Inferis, recordaba mi muerte.

— Tu vida de ahora en adelante Regulus cambiará por completo, quiero que lo sepas desde ahora, no podrás realizar ningún tipo de hechizo ni hacer uso de tu varita, el detector de hechizos aún está activo, al menos hasta que cumplas tu mayoría de edad, el primero de Julio recién podrás utilizar de nuevo la magia, pero hasta entonces deberás abstenerte a toda magia y confiar en mí, no tienes opción, no tenemos opción, ya que aunque te crean muerto, aun estas en un peligro inminente, quienes sepan que tu cuerpo no fue encontrado, te buscaran hasta en los rincones más recónditos del planeta esperando encontrar a un desertor de su Señor, entre estos incrédulos de tu muerte puedo incluir de ojos cerrados a tu trastornada prima y a su esposo, buscaran a un traidor al menos hasta que se resignen a tu muerte. No puedes darles razones para creer que estas vivo, por esto mismo también no usaras magia. Si necesitas un aliciente para alivianar todo este shock, debo decirte que Kreacher te visitará siempre que lo llames, él mismo estuvo de acuerdo con el plan, si quieres ahora mismo puedes llamarlo y en confirmará todo lo que dije, mientras tanto te traeré comida y agua a la habitación, Mi nombre es Anette Fazzio, lamento decirte que estas atado a mis cuidados de ahora en más—Anette Fazzio, me sonaba demasiado y ahora recordaba que iba a la escuela con ella, no me acordaba exactamente en qué casa estaba y suponiendo que su empleador sea del bando contrario al de Voldemort podía llegara creer que era una Gryffindor, recordaba haberla visto, pero no era exactamente la misma persona que tuve enfrente hace un momento, a quien tuve enfrente recién hasta me llego a intimidar, su voz, su presencia y lo imperturbable que se había mostrado, no la hacía ver como alguno de los imbéciles Gryffindor que fue al colegio conmigo, casi parecía Slytherin su actitud, no divagué mucho más y llamé a Kreacher quien en un rápido pestañeo, apareció frente a mí y salto a mis brazos llorando de alegría.