El amanecer empieza poco a poco, moroso, en lo que levanta el día que es perezoso y se demora en tomar el pincel para darle color al borde inferior del cielo. Cambiándolo a azul de su tono blanco papel. Sin prisa va difuminando los colores del rosa amanecer del flores al añil cielo que luego nos recubre. Con su manto de luz opaca las luces del barrio. Ante su fulgor hasta se esconde la Luna.
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De amores, pero sin romanticismos
RomanceSin excesos de ternuras. Sin excenas de películas. Amor a secas, al natural. Amor simplemente por amar. A la lluvia, a un café. Al beso y no a la persona. A su recuerdo, no a su presencia. Amor a la muerte, al silencio, incluso a las inclemencias de...