Despierto sin ganas de otro día. Son las 7am de un Lunes de Marzo. A penas he dormido y me cuesta levantarme. Bajo al cuarto de baño y me miro en el espejo. Tengo ojeras y los ojos hinchados de llorar. Sigo viendo el mismo mounstro de todos los días; me levanto la camiseta y resoplo. Decido no desayunar. ¿Para qué? ¿Para estar aún más gorda? No.
Abro el armario para vestirme. No sé que ponerme porque todo me queda mal. ¿Vaqueros? Imposible. Al final escojo unos leggins negros una sudadera que me queda grande y mis vans. Cojo la mochila y salgo de casa.
El instituto está solo a diez minutos andando. Me enciendo un cigarro, como todas las mañanas. Me pongo los cascos y me sumerjo en mi mundo. Al llegar a la puerta veo a Effy esperándome en un banco. La saludo, finjo una sonrirsa y empezamos a hablar hasta que llegamos a clase y nos sentamos. Matemáticas a primera hora. Nunca se me han dado bien. Empieza la clase y yo sigo dándole vueltas a lo mismo, a lo de todos los días. ¿Por qué no puedo estar delgada, joder? ¿Por qué todas mis amigas, o lo que queda de ellas, tienen cuerpos perfectos, son altas, guapas, inteligentes y yo no? ¿por qué no puedo quererme, ser feliz? Noto como se me empiezan a humedecer los ojos y antes de que alguien se de cuenta me voy al baño corriendo. Me encierro. Y lloro. Hasta quedarme sin fuerzas. Estoy cansada, harta de todo. De ser como soy, de ser lo que soy. No quiero seguir así, pero nadie me ayuda, nadie es capaz de ayudarme. Ni si quiera Effy, ni mis padres, ni psicólogos. El daño ya está hecho, no se puede borrar. Nada puede borrarlo, al igual que mis cicatrices en los brazos y en las piernas. Van a estar ahí para siempre. Cada una de ellas es una batalla, una lucha contra mí misma donde siempre salgo perdiendo.
Me seco las lágrimas y salgo del cuarto de baño. Me miro al espejo y otra lágrima vuelve a resbalar por mi mejilla.
_¡Cassie! ¿Estás bien? - Me doy la vuelta, es Effy. Lleva en la mano una bolsa de patatas. ¿Cuántas calorías tendrá eso? Me ruge el estómago.
_Sí, sí... Estoy bien. Es solo que... me duele mucho la barriga - miento.
_Vale, yo me piro, no aguanto más en esta mierda de sitio. ¿ Te vienes ? - dice mientras mastica las patatas.
_Sí, vamonos. Necesito Fumar. - respondo sin pensármelo.
Effy y yo llevámos todo el curso pirándonos las clases, por eso no soy capaz de aprobar nada. Bueno, normal, me paso la tardes llorando metida en mi cama o comiendo como la foca que soy. Aún así, Effy ha aprobado casi todas. Menos inglés, que es la única que he aprobado yo. Siempre me ha gustado, y se me da bien. Es una de las pocas cosas que hago bien.
Salimos por la ventana de la clase de Latín, con cuidado de que no nos vea ningún profesor. Corremos hasta la puerta y nos sentamos en el banco; nuestro banco. Effy sigue comiendo. ¿Por qué ella no engorda? No es justo. Saco el tabaco del abrigo. No quedan.
_Mierda, no me queda tabaco. Joder. - digo en voz baja.
Effy tampoco tiene así que me acerco a un bar que está cruzando la calle a comprar. Pero cuando vuelvo, Effy ya no está en el banco.
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Adolescente en ruinas.
Teen Fiction(Hay personas que dejan huella, otras dejan cicatrices.) Álex era de los que llegan de pura casualidad, con una pedazo sonrisa, dispuestos a todo, capaces de sacarte del puto infierno. Y sobre todo, pisando fuerte y dejando huella. Sin importar cua...