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Pedaleaba...

Era un apacible día otoñal, el parque en el que se adentró cobraba vida con los cálidos tonos que las hojas secas pintaban sobre el suelo. Un suave viento mecía las ramas de los árboles desnudos.

El crujir de las hojas secas bajo las ruedas acompañaba el sonido de risas infantiles que con cada metro se hacía más claro. Al doblar una curva, pudo ver a un grupo de niños jugando alegremente, lanzándose con puños de hojas secas, riendo con inocencia y emoción.

A medida que el sol se ponía lentamente en el horizonte, bañando el parque en una luz dorada, decidió apresurarse para llegar a su hogar, su mamá debería estar en casa ya.

El joven rubio pedaleó más rápido, saliendo del sendero de árboles que adornaban fielmente al parque, cruzando unas cuántas calles más hasta llegar a la residencia.

Abandonó la bicicleta en la entrada y abrió la puerta de su casa, un olor tan delicioso logró cautivarle casi de inmediato, haciéndole derretirse tan solo imaginándose qué estaría haciendo su madre. Cerró la puerta detrás suyo colocándole el seguro, dejando la mochila en el sillón.

—¿Jimin?

Una figura femenina se asomó desde la cocina, limpiándose las manos con un trapo y sonriendo al ver al rubio despeinado dirigiéndose hacia ella.

—Ya llegué ma.

Una sonrisa amable nació del rostro de su madre, la señora Kang Migyung. Una apariencia joven y el semblante cansado se acercó expresando una fiel sonrisa ante su amado hijo.

—¿Cómo te ha ido hoy?

—Como siempre—bufó—Estoy muy cansado.

—Siéntate, ya casi está la comida.

Jimin siguió sus pasos hasta llegar a la cocina de la casa, podría decir que fueron al menos 10 pequeños pasos hasta que estuvo en la mesa. El rubio miró a su alrededor, suspirando un poco cansado ante las mismas paredes sofocantes que conformaba su humilde hogar.

—¿Cómo te fue en tu trabajo, ma?

Ella bufó dejando escapar un claro cansancio, sirviendo enfrente de su hijo un plato con ramen caliente, con mucho puerco y su propio platito de huevos hervidos.

—Cansado—respondió—La tienda se ha vuelto muy exigente, llegó mucha mercancía así que me requieren para las descargas y esas cajas son muy pesadas. Hoy me siento adolorida.

—Entiendo. Deberías pedir un aumento...—Jimin sugirió, pareciéndole una excelente idea en el momento.

—¡Ja! Le digo eso a mi jefa y me da una patada—rió irónica—No importa hijo, no te preocupes, ya sabes que tu madre es fuerte y se recupera muy rápido, lo único que necesito es bañarme y dormir y mañana estaré perfectamente bien.

Jimin sonrió más aliviado, sin dejar de prestarle atención a las pequeñas arrugas en sus ojos agotados, pero siempre optimistas y dispuestos a todo. Continuó comiendo hasta terminar gustoso su tazón de comida, platicando un poco con su mamá hasta que ella también acabó. Le ayudó a limpiar la mesa mientras ella lavaba los platos y guardaba el resto del ramen en un pequeño traste. A Jimin le daba mucha gracia la forma en la que ella bailaba con su cadera, moviéndose de un lado a otro como si estuviera en medio de una gran fiesta, mientras tarareaba una canción popular.

Su madre era definitivamente una persona muy impresionable, cualquier cosita le hacía llorar y emocionarse como una niña, incluso se incluía en planes de Jimin, como cuando se empeñó en aprenderse canciones de Greyson Chance para acompañarlo a un concierto que realizó en la ciudad. La confianza era tal, que Migyung le contaba los chismes de su trabajo a Jimin y ambos se quejaban de su jefa mientras pintaban sus uñas, y cómo olvidar las veces en las que salían a correr por la lluvia de verano para después jugar al campamento en la sala de la casa.

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⏰ Última actualización: Oct 07 ⏰

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Blue Star ✦ YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora