Noche Buena.
Llego noche buena y mientras que todas en la mansión organizaban la importante cena y Anna contenta de por fin volver a pasar una noche buena como debía ser y no encerrada en una habitación como años pasados en donde solo escuchaba a Francesca romper cosas en su despacho y que Adriano no le permitiera entrar, por mas que Anna la haya criado en momentos así Francesca se descontrolada y era irreconocible cuando bebía y se drogada más de la cuenta, otras veces ella nunca llegaba durante días y Anna aprendió a no preguntar nada ya que la mafiosa era cerrada a las cosas que sentía.
Francesca estaba en la habitación de su hotel, frente a la ventana que daba a la hermosa ciudad de Sicilia, miraba a traves de ella sin ningún tipo de expresión en su rostro a su lado tenía una botella de wisky todavía sin abrir, pero lista para la larga y torturosa noche que le esperaba.
Adriano estaba detrás de ella mirándola triste, la entendía y quería ayudarla, pero ella no se dejaba y solo se limitaba a no darle importancia a las cosas que a los demás si le preocupaban.
- ¿Quieres que me quede contigo? - pregunto suavemente. - Podemos hablar toda la noche u solo quedarnos en silencio bebiendo...
-Estoy bien- lo interrumpió fríamente.- vete que se te hace tarde.
Adriano suspiro derrotado y salió de la habitación, dejando una Francesca más fría e indiferente que de costumbre.
Saco un porta retrato que había guardado en su bolso y la caja que dentro tenía la cadenita que le había regalado Sofía.
Miraba ambas cosas pero no con el mismo sentir, la foto la miraba con dolor y odio, mientras que la caja la miraba con anhelo y con brillo en la mirada, sensaciones totalmente distintas, pero que ambas generan desastre en su interior.
SOFÍA GARCÍA.
Todas en la mansión estuvimos con un día muy alborotado tratando de organizar todo para que podamos pasar todos juntos Noche Buena, si bien me faltaban dos personas importantes; Mi padre y Francesca. Se que sería una buena velada.
Anna y Laura habían cocinado pavo, mientras que Mary se encargo de comprar todo el alcohol posible para pasar toda la noche, aveces siento que Laura es más hija suya que yo, no se como esas mujeres pueden beber tanto sin cansarse, yo tomo una noche y no quiero volver a tomar por un año.
Ya todas estábamos en la sala vestidas para la ocasión, yo llevaba un pantalón blanco ajustado junto con unas botas largas que llevaban hasta debajo de mis rodillas y un suéter negro con brillitos por todos lados.
Ya la comida estaba lista, estábamos esperando a Adriano que andaba terminando unos negocios por lo que había dicho Anna, pero yo sabía perfectamente que estaba con Francesca y eso oprimía mi pecho con un dolor que era molesto, tenía una necesidad de saber de ella y abrazarla aunque ella luego me gritara y me echará.
El llegó alrededor de unos veinte minutos llegó con un pantalón negro con zapatos del mismo color y una camisa color azul oscuro con un saco negro y como era de esperarse... llego solo, se dio cuenta que lo mire con nostalgia y acaricio mi hombro.
-Ella no vendrá.- dijo triste.
- Lo se, es mejor darle espacio.
Decoro la mesa mientras que Adriano y mi madre toman una copa de vino en el jardín, y Anna junto con Laura andan peleando con el pavo que cocinaron.
Miro la cabecera de la mesa... el lugar de ella, se que no vendrá y mi corazón duele ante aquella realidad.
Termino de ordenar los platos y llamó a todos para sentarnos a cenar, ya son casi las once de la noche y Anna trae el pavo ya cortado y lo coloca en el centro de la mesa junto con otras ensaladas y aperitivos.
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Disparo al corazón
Подростковая литератураSofía García es una enfermera de 22 años con una vida sencilla y tranquila luego de mudarse a España, pero esa tranquilidad se acabará cuando viaje a Italia a ver a su madre y al enterarse que su padre tiene problemas con la familia más importante d...