Historias cortas [Zayn/Liam|Nee/Kai|Nicky/Wolf|Blue/Damon]

2. Shiloh consigue un cachorro.

 —Ya rindete, Damon, no hay forma de que logres ganar un enfrentamiento contra mi en esta vida.

Ignorando el tono de burla impreso en las palabras del mayor, Damon se puso de pie con un salto y retomó su posición anterior, ignorando el dolor persistente en su abdomen luego de la ronda de puñetazos que el castaño le había otorgado. Guantes arriba, le dedicó una mirada obstinada al otro, preparado para la siguiente ronda y sin siquiera pensar en rendirse.

Wolf bufó una risa al verlo—. Tu realmente no sabes cuando rendirte, ¿no? —se paseó en el cuadrilátero frente a él, mirándolo con diversión—. Rindete, Damon, no quiero que Blue me reclame por enviarte a casa en pedazos.

—Pff, como si pudieses hacerlo —rodó los ojos—. Deja de presumir, solo me atrapaste con la guardia baja, no volverá a suceder.

—Vas a besar la lona, Baker. —canturreó, copiando su pose.

Desde fuera del cuadrilátero, una campana sonó, dando inicio al siguiente round.

Se habían enfrentado sobre el cuadrilátero suficientes veces para encontrar innecesario la espera por el primer movimiento, cada golpe y cada acción, para ambos era fácil predecir cada uno. Así que sin dar tiempo a más, Damon se movió a atacar, adivinando los lugares hacia donde Wolf esquivaría para asegurarse de no errar siquiera un golpe. Era rápido, pero Wolf era tan duro como una piedra y sin importar cuantos golpes Damon repartió, el mayor seguía tan tercamente de pie como al principio.

Golpe, golpe, golpe.

Retroceder.

Golpe, golpe, golpe.

Y muchos de esos golpes cayeron sobre Damon, y aunque realmente habían dolido, intentó con todas sus fuerzas no darlo a conocer en su rostro. Ya suficiente tenía con que Wolf estuviese mejor preparado para el enfrentamiento que él, no había forma de que le diese la satisfacción de ver su muecas de dolor.

Se movieron alrededor del cuadrilátero como si de un baile coreografiado se tratase, coordinados en cada pequeño paso, alertas y en guardia para contrarrestar el siguiente golpe. Bailaron alrededor del otro por un tiempo, lanzando golpes el uno al otro, ninguno con la suficiente fuerza como para derrotar a su contrincante, o al menos eso fue hasta que...

—¡DAMON!

El grito furioso de tío Daniel traspasó el gimnasio, logrando sorprender a Damon y haciendo que apartase su atención de Wolf, momento que este aprovechó para acertarle un golpe que lo envió de nuevo al suelo con un sonido seco.

El aire desapareció de sus pulmones por un instante, el dolor se concentró en sus costillas y un segundo después, un grito asustado y entrecortado llegó a sus oídos:

—¡PAPÁ! —Shiloh lloró—. ¡PAPÁ!

Al escuchar la suave y rota vocecita asustada de su hijo, Damon se puso de pie rápidamente, ignorando el dolor en su intento de llegar a su pequeño. Shiloh estaba acomodado en los brazos de Daniel, observándolo con sus grandes ojos celestes llenos de miedo, sus manos regordetas extendiéndose hacia él como si pidiese ser sostenido.

Suprimiendo el dolor, se apresuró a las cuerdas y extendió sus brazos sobre las mismas—. Está bien, Shiloh, está bien. No fue nada, solo estábamos jugando, papá esta bien —en el momento en que estuvo en sus brazos, Shiloh se acurrucó en su pecho, lloriqueando lastimosamente—. Ya, mi pequeño gatito, papá lo siente, ya no llores.

—¿Tu eres idiota? —Wolf gruñó, acercándose con un gran ceño fruncido decorando su rostro—. ¿Por qué trajiste a Shiloh al entrenamiento? ¿En que estabas pensando?