Entre sombras seductoras

No es mi culpa, es su culpa

Llevaba 4 días sin llegar a casa, había estado donde mi amiga, no quería volver a casa, las palabras de mi madre me habían lastimado bastante, siempre sus palabras me lastimaban pero ese día me lastimó aún más, me había confirmado que no me tenía confianza y prácticamente me había dejado claro que pensaba que era una cualquiera.

Y es que cuando las palabras hirientes vienen de otra persona la cual no quieres, no te lastiman, pero cuando la persona a la que más amas y te esfuerzas diariamente por ser mejor y demostrárselo te trata de la peor forma, te hiere y te deja un gran dolor.

Siempre e sabido que todo está mal, pero siempre me hice la idea de que las cosas malas que me pasaban eran buenas que la que estaba mal realmente era yo, los tratos, las traiciones, los malos comentarios de los que más quería son los que me estaban jodiendo poco a poco pero diariamente me repetía que era mi culpa, pero en realidad dentro de mí estaba esa vocesita que me decía que ellos eran los culpables, no yo.

Acepto que muchas veces me equivoque pero ¿Acaso equivocarse es un delito? ¿Acaso nadie se equivoca? ¿Acaso debemos ser perfectos para ser amados?

Y yo sabía la respuesta

No, no es un delito, todos en la vida nos equivocamos nadie es perfecto aquí en la Tierra, los errores hacen parte de la vida por que es una manera con la que de ellos aprendamos y seamos mejores.

Pero en mi caso, haberme enamorado había sido para mi familia lo peor que hice en la vida, por qué yo era la que tenía que dar una buena imagen en la familia, todas mis primas y mi hermana podían ser como ellas quisieran, pero como muchas de mis primas habían decidido enamorarse,
dando de hablar a las personas  dejando sus estudios y dedicándose a sus esposos y al hogar
Toda responsabilidad había sido puesta sobre mis hombros, y todo por limpiar el nombre de la familia y hacerla relucir

Pero ¿ellos no se habían equivocado antes?

Claro que sí, no conozco a nadie que no se haya equivocado en la vida y no por eso debemos ser tachados o criticados por que todos se equivocan

Y no, no debemos ser perfectos, la persona que te ama verá tus imperfecciones como perfecciones y no te criticara.

Y es que puede que sí me haya equivocado , cuando tenía 16 años  me había enamorado de un chico, uno de los chicos más guapos de la secundaria, no era el típico chico popular era más bien el chico guapo e inteligente de la clase.

No fue algo sencillo que se enamorará de mí, no le gustaba casi hablar con nadie, disfrutaba estar solo y dedicar su tiempo a leer y escribir y si alguien llegaba interrumpirlo podía llegar a molestarse y no ser muy amable.

Pero eso era lo que exactamente me atrajo de él, su amor por los libros y sus escritos.

Todo comenzó cuando la profesora de literatura nos había asignado un trabajo en grupo y a mí me había tocado con él.

A él no le había molestado que me tocará con él, parecía que le había gustado la idea de estar juntos

Cuando nos habíamos reunido en mi casa para hacer el trabajo, habíamos  conversado un poco sobre libros ya que yo también los amaba pero por parte de mi madre me había prohibido tener ese gusto sin embargo yo me trasnochaba leyendo y perdiendome en ese mundo tan maravilloso de los libros

Aún recuerdo nuestra primera conversación

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— ¿Te gusta leer?— me preguntó al ver que había unos libros sobre la mesa donde habíamos hecho el trabajo de literatura

— Sí, me encanta la verdad, de hecho es mi pasatiempo favorito

— No creí que te gustará leer la verdad— ¿Que libro estás leyendo ahora?

— Se llama Happiness de Will Ferguson, es un buen libro

— Ya lo e leído antes, me ha gustado

— ¿Enserio? Entonces no me e equivocado de lectura

— Sí, ¿Por qué lo dices?

— Tienes buen gusto por la lectura

— ¿Cómo puedes saberlo? ¿Acaso me has estado observando? ¿Me estás acosando? Dímelo ya

Sentí mis mejillas arder de la vergüenza y la rabia

Cuando de la nada lo veo riéndose

— ¿Que te hace gracia? Dije confundida

Si se veía guapísimo serio, se veía todavía mejor riéndose

— ¿Te la haz creído? Era broma aunque me e dado cuenta que me observas en el descanso, no me molesta la verdad, puedes hablarme si gustas

— ¿Enserio? Creí que te molestaría

— Al contrario, me gustaría hablar contigo más seguido, tienes buen gusto por la lectura

— Gracias

Me había hecho un cumplido!!! estaba más que feliz, estaba demasiado feliz, si que estaba obsesionada con ese chico, aunque no se lo demostraría en ese momento la felicidad que traía por dentro

— Si gustas puedes quedarte, estoy horneando galletas, y no te podrás resistir están deliciosas

— Depende de que son, si son de chispas de chocolate no dudaré en quedarme

— Que coincidencia, son de chispas de chocolate, mis preferidas, supongo que las tuyas también

—  Pues haz atinado, son mis preferidas

— Ya que e atinado, quisiera preguntarte algo

— Pues ya que haz atinado y me darás galletas, puedo responder tu pregunta

— ¿Estarías dispuesto a escribir una historia con alguien?

— Depende la persona

— ¿Y si, la persona fuera yo?

— Estaría dispuesto, pero solo contigo

— ¿Por qué solo conmigo?

— Antonella, eres diferente al resto, todas esas chicas que e visto, hay un brillo en tí, pero en tu mirada se ve que se están encargando de apagarlo, tienes un potencial gigante pero las inseguridades que llevas contigo se están encargando de apagarlo y esto puede ser por qué tal vez muchas personas no te valoran

No supe que responderle, era cierto, mi familia me había sembrado muchas inseguridades, sobre todo mis padres, cada que algo me salía mal se encargaban de reprimirlo y juzgarme, las cosas buenas de mí no las resaltaban siempre decían que no era suficiente.

Siempre tenía un miedo profundo de que las cosas no salieran bien, sin darme cuenta estaba viviendo con miedo constantemente ....

Este es el principio de nuestra pequeña historia