💮LILIUM💮

El dulce chico

Desperté en mi lugar del salón, desorientado como usualmente pasaba. Mis ojos se llenaron de lágrimas al sentirme tan confundido y buscaba con la mirada a mi Guardián, quien en unos segundos encontré con la mirada haciendo contacto visual.

Él tenía el ceño fruncido, pero inmediatamente al ver mi expresión cambió su gesto a uno de felicidad y corrió hasta mí.

— Buenos días, cachorro.
Me dijo con esa linda sonrisa que era similar a la de un gatito.

—¿él tenía el control de nuevo verdad? ¿Te hice algo malo de nuevo? ¿Fui grosero contigo?

— Shhh
Fue lo único que salió de sus labios, tan sereno, tan tranquilizador. Acariciaba mi cabello consolándome.

De pronto lo miré, a ese alfa de cabellos cafés y ondulados, ojos oscuros y piel ligeramente canela. No podía evitar mirarlo.
Había intentado de todo para que me hiciera caso desde que lo conozco, pero lo único que había logrado es hacerlo sonreír de vez en cuando y una que otra palabra de aliento.

Me había esforzado tanto en los estudios para poder estar en una clase con él y con Aridam, tanto que era el único chico menor en estas clases, muchos me llamaba en "genio" por destacar tanto intelectualmente.

Poco después sentí la mano de Arindam en mi cabeza dándome palma ditas. Me había perdido en mis pensamientos, mirando a Elam, el alfa único.

- Estarás bien bolita, aquí estoy si me necesitas.

Me encantaba tenerlo a mi lado, siempre me ha reconfortado cuando lo necesitaba, me calmaba, simplemente me hacía sentir seguro y en paz.

Sonreí ante su gesto.

Justo como en una película venía la pareja de la que todo el mundo estaba al tanto. Sí, porque ese alfa ya tenía omega y pronto se volverían regentes de este país.

¿Cuándo me volví un extra en mi propia vida?

Respire hondo. Volví a sonreír.

Sin embargo, no podía evitar sentirme celoso.
Justo cuando quería evitar sentirme así, la pareja se sentó justo a lado mío.

— Hola.
Me dio una bonita sonrisa el omega.

— hola
Respondí de la misma manera. Pensé que quizá sería el inicio de una amistad, a pesar de que me tuviera sentimientos por su novio, quizá me equivoque.

Pronto comenzaron los accidentes y los malentendidos. Quizá ese fue el inicio de Luka.