Capítulo 2

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   La gata se retorció por el suelo, desesperada. Pronto sintió que la presión se aflojaba y saltó para encararse al enemigo... antes de descubrir la cara de dos colores de Hoja Seca mirándola, risueña. Aflojó la tensión de sus músculos y erizó el pelaje.
   -Te asustaste. Creí que habías dicho que no tendría que protegerte de nada- ronroneó la gata, mientras la miraba fijamente.
   -Pues tú no deberías estar aquí. Ven. Vamos a los Cuatro Árboles antes de que aparezca una patrulla fronteriza y te arranque la cola- gruñó nerviosa.
   Las dos gatas bajaron por la pendiente hacia los Cuatro Árboles y se sentaron, una enfrente de la otra. Pronto se encontraron charlando y haciendo bromas.
   -¿Cómo va todo en tu clan?¿Ya hay nuevos aprendices?- preguntó la gata del Clan del Trueno.
   -Sí- ronroneó la del Clan de la Sombra-¿y que hay del tuyo?
   -Aún no. Pero la maternidad está llena de cachorros ¡son seis! Faltan unas lunas para que sean aprendices-explicó la gata negra.
   -Oh. Que suerte. Ahora mismo nuestra maternidad está vacía- al principio parecía lamentarse, pero luego su mirada cambió, como si se hubiera dado cuenta de que había dicho mucho- pero estamos llenos de guerreros- tartamudeó.
   -Oye, ¿te pasa algo?- preguntó Garra Sombría. Era obvio que le estaba mintiendo.
   -No, no es nada- parecía querer ocultar algo -debo irme- se levantó de un salto y caminó hacia su territorio, pero antes de llegar volteó la cabeza por sobre su hombro -lo siento. Que estés bien- luego se internó en el sotobosque.
   Garra Sombría continuó cazando. Volvió al campamento con dos ratones colgando de la boca. Los depositó en el montón de carne fresca, y un frío viento de la estación de la hoja seca le alborotó el pelaje. Comenzó a lavarse y más tarde se comió un ratón y se encaminó a la guarida de los guerreros. Allí se encontró con Manto Abrasado, y cokenzaeon a compartir lenguas amistosamente. Con el rabillo del ojo, la gata notó la mirada risueña de un gato alnotro lado de la guarida.
   Finalmente, la guerrera se acostó en su lecho junto al gato rojizo. Cerró los ojos poco a poco, y al final se quedó dormida.

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   La gata despertó, sobresaltada. Un grito de horror se escuchó a lo lejos. Garra Sombría pegó un salto al darse cuenta de donde provenía: la maternidad. Corrió allí y entró a pasos rápidos. Flor Trigueña lloraba desconsolada junto a Pequeño Pino y Espinilla. La gata se acercó.
   -¿Qué es lo que ocurre?- preguntó la de ojos esmeralda. Varios gatos más ya habían entrado y esperaban para saber que era lo que pasaba.
   -Pequeña Rojiza... me desperté con el gruñido de un zorro... ¡y se la llevó!- sollozó. Flor Centelleante se acercó y pegó su lomo al de ella, tratando de consolarla.
   Maullidos de tristeza brotaron en toda la maternidad. De pronto, Estrella Arenosa apareció entre los gatos con mirada preocupada. Sus ojos se posaron en los de la reina rojiza. Se acercó y le dió un lametón en la nuca para tranquilizarla. Luego se sentó junto a ella unos segundos. Tras unos momentos se paró y caminó hacia la salida de la maternidad.
   -Aquí no hay nada que ver- gruñó a los gatos amontonados en la entrada.
   Pronto todos se dispersaron. Garra Sombría salió de la maternidad. Lo ocurrido era verdaderamente triste. Imaginó el dolor de una madre a la que obligan a separarse de su hija... aunque en realidad a ella le había ocurrido algo parecido con su madre.
   Salió a patrullar un rato más tarde. Creyó sentir olor a zorro en cada esquina, en cada árbol. Sabía que no estaba allí, pero igualmente se sentía preocupada.
   ¿Y si el zorro se llevaba a alguien más?

Días Sombríos #2 / Compañeros / Los Gatos GuerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora