Lo único de lo que todos hablaban era de la sultana Hurrem y su repentina desaparición. Era lamentable, supongo. No podía negar que sentía una felicidad interior cuando me enteré, pero si lo hablase me cortarían la cabeza.
Camine a mis aposentos, Vanessa y una nueva criada me seguían detrás.
Habíamos viajado a Topkaki desde hace una semana, el ambiente era tenso, pero ahora no estaba mi rival más importante.
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Observe a Kösem quien hablaba de las flores y jazmines afuera de el jardín. Movía sus manos describiendo todo y mantenía su sonrisa amigable, mientras reía cada que hablaba.
Escuche las puertas abrirse, era Nurgül.
— ¡Mami!— se levantó Kösem y corrió en dirección a Nurgul, quien sonrió al verla, — Mi querida Kösem— extendió sus brazos para cargarla.
— Tardaste mucho, te extrañe— agregó, solo sonreí levemente, — te extrañamos — susurré, ella me miró y solo rodo los ojos y dijo su mirada en nuestra hija.
Me lo había ganado, lo sabía.
— Kösem, ¿por qué no vas a el jardín?, mamá irá contigo después, ¿de acuerdo?— esta asintio y Nurgul la bajo, mientras Vanessa la tomaba de la mano y salían de los aposentos.
— Mustafa, le he dicho muchas veces que no me gusta que entre a mis aposentos sin avisarme— la miré atento, me acerqué, pero ella retrocedió.
— Lo lamentó, no debí. Pero estaba con mi hija, con mis hijos — ella sonrió, — ¿Ahora son tus hijos?— asenti, — siempre lo han sido — desvío la mirada.
Solté un suspiro y me alejé, toqué la puerta pra que la abrieran y salí.
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Nurgul sonreía e imaginaba mientras sus hijos contaban cuentos graciosos y "extraños" .
Ahmed miró a su madre y sonrió, era de los únicos momentos donde se reunían todos, incluyendo su padre. Y reían mientras comían.
