Capítulo 18. Mordida.

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Para Ben, no era extraño ver a su amigo actuar de forma extraña, al contrario, le era tan común verlo hacer diferentes acciones un tanto extrañas, tanto así que estaba acostumbrado a ello, pero esta era la primera vez que sentía una extraña mezcla de emociones en su interior, le daba ternura ver a Shanks actuar como si fuera una especie de agente en cubierto, pero también le provocaba mayor deseo verlo de tal forma.

Para ambos adultos no fue difícil llegar a su respectiva habitación, porque claro, los dos debían compartir cuarto ya que estaba implícito en las normas del premio, en un inicio aquello no les molesto, pero ahora parecía como si todo hubiera sido premeditado. Una vez ambos llegaron a los aposentos, ingresaron para luego cerrar con seguro la puerta, era curioso, hasta hace poco dentro de las aguas termales estabas decididos a tener sexo, sin embargo ahora parecía que eran dos adolescentes vírgenes, ninguno de los dos sabía que hacer o decir.

Esto era un tanto gracioso viniendo de Beckman ya que él debía tener toda la experiencia del mundo, caso contrario a Shanks quién la primera vez que tuvo sexo fue con su difunta esposa para poder traer al mundo a su única hija, aquel acto sexual de tantos años era una cosa, sin embargo ahora parecía algo completamente diferente a lo de ese entonces.

Sin embargo ya era demasiado tarde para poder retractarse, por lo que el pelinegro tomo los futones correspondientes para poder acomodarlos en el piso, todo esto siendo seguido por la atenta mirada del más bajo, Shanks ahora mismo lo miraba como un pequeño niño curioso, tenía la intención de ayudarle pero Ben se negó con una sonrisa, de alguna forma siempre lo trataba de manera especial y al finalizar de preparar lo que sería su cama, se sentó sobre está, mirando directamente al pelirrojo le indico que se acercará moviendo su dedo indice en su dirección. Shanks lo obedeció.

El pelirrojo se acercó a pasos tímidos para luego arrodillarse frente a él, Ben lo tomo con ambas manos colocándolas en sus mejillas para luego acercarlo y sin más besarlo, aquello de poco en poco se les comenzaba a hacer adictivo, los labios ajenos eran una sensación tan placentera que les ocasionaba cosquillas en la boca del estómago, sobretodo cuando sus lenguas comenzaban a buscarse con el deseo de intensificar dicho acto.

Shanks rodeo su único brazo en el cuello ajeno para de esa manera acariciar los oscuros cabellos de su acompañante, mientras Beckman rompía con el contacto de sus labios para luego descender besando su cuello, su clavícula, su pecho. Solía detenerse un poco en sus pezones para que con una mano pudiera estimular uno mientras su boca se dedicaba a juguetear con el otro, el pelirrojo ante tal estimulación comenzó a temblar, las manos de Beckman eran tan ágiles y su lengua sabía la forma correcta de moverse para comenzar a volverlo loco, pensar que antes las mujeres eran dichosas de tenerlo solo para ellas le hacía sentir envidia, pero eso no importaba ahora, porque era solamente suyo en esos momentos.

---tranquilo pollito, no te voy a comer tan rápido, quiero saborearte completamente--- fue lo que escucho de su acompañante al notarlo nervioso, no cabía la menor duda que Beckman lo conocía demasiado bien,--- ahora necesito que te pongas de pie, solo por ti me pondré de rodillas.

Dichas estás palabras un avergonzado pelirrojo se levantó quedándose quieto frente al mayor, Ben solo pudo sonreír para luego abrir la bata de baño, misma que los había ayudado a salir de aquel apuro de hasta hace poco en los baños, detrás de aquella tela estaba presente la erección del menor, no dijo nada, solamente beso la punta para luego ingresarlo en su cavidad. Shanks tembló al sentir la calidez de la boca ajena que se movía hacia delante y atrás, era una sensación única, jamás había tenido la dicha de tanto placer en unos pocos instantes, está sensación solo fue en aumento en cuanto la mano izquierda de Beckman acaricio su pierna para luego subir lentamente hasta sus muslos.

Aún encargándose de darle placer oral ingreso dos dedos en el interior ajeno, agradecía que Shanks fuera tan despistado como para no notar el momento en el cual tomo una loción del baño, aquellos dos intrusos comenzaron a moverse simulando embestidas, entraban y salían de forma lenta para luego ir aumentando el ritmo, sus dedos fueron cambiando, no solo entraban también se abrían en simulación de tijeras provocando que el pelirrojo sujetará la cabeza ajena, sus gemidos comenzaban a hacerse cada vez más audibles y aquello no le apenaba, estaba tan inmerso en el placer que estaba recibiendo que no estaba pensando con claridad.

I'm hanging in your hands.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora