A LO LEJOS

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Capítulo 8

Marzo 2014

Dos meses después Yennifer y Eliomar se fueron volvieron unos buenos instructores de clases,  comenzaron a envalentonarme para estudiar con más ímpetu. Y desde allí comencé a asistir a todas mis clases. a la hora exacta y sin falta alguna.

Comencé a ver mi futuro desde una perspectiva muy distinta a partir de ese momento.

No obstante los recuerdos por más que se traten de olvidar siempre están, siempre vuelven.

Eh inevitablemente más pesadillas continuaban.  Y llegó a mi aquel recuerdo dónde mi madre nos decía a mis hermanos y a mi que papá había amenazado con secuestrarnos. Abrí los ojos como plato ante tal declaración. No podía creerlo.

Una mañana en el instituto, sentados Eliomar, Yennifer y otros compañeros esperando la hora de clases, hablábamos de todo un poco cuando escuché a unas de mis compañeros decirme que me llamaban. El corazón me dio un vuelco al escuchar quién era. Con disimulo seguí hablando. Yenny diminutivo de Yennifer, me volví a decir que me llamaban señalando detrás de mi. No sabía qué responder. Medio volví la cabeza y vi que con la mano me llamaban otra vez.

-Yenni es que no puedo ir- Dije mirándola asustada.
-Pero anda mija para que veas para qué te está llamando- responde.
Me volví y camine hacia el con paso indeciso. Me sentía tan asustada. Las palabras de mi madre repitiéndose en mi cabeza una y otra vez.
Cuando llegue frente a el, lo mire sin decir nada. Note que tenía una carpeta amarilla debajo de su brazo izquierdo pero no pregunte. Solo lo mire.

-¿Por qué no venías si te estaba llamando?- dice molestó.
-Papá es que no lo estaba viendo
-Tú sí me viste ¿Qué te dijo tu mamá?
-Nada- respondo levantando la mirada a su rostro.

La conversación fue breve y la visita rápida. Solo quería saber algunas cosas. Siempre fue así cuando aún vivía en casa, cada vez que mi madre salía para casa de una vecina él me enviaba de mensajera. Hasta ahora seguía sin comprender por qué hacía de celestina para él. No sabía si era por miedo o que si decía que no, me pegara y pensé que no ayudaría mucho si le decía a mamá ya que él la maltrataba.

Desde ese día dejé de ver a mi padre, era como si se lo hubiese tragado la tierra por completo. Y yo seguía llorando su ausencia a pesar de las pesadillas que aún no cesaban si no que fueron aumentaron con los días.

Yenny, hacia cualquier cosa para distraerme y a pesar de sonreír, mi corazón lloraba por dentro. Extrañamente  la vida era una grande ruleta. Da mucha vueltas y quien menos te lo esperas te podría hacer feliz.






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