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Aún quedaban de las galletas que Fyodor había hecho, la sirvienta se encontraba haciéndole peinados a Sigma mientras el comía unas cuantas galletas. 

Por otro lado Fyodor estaba leyendo un libro aunque no estaba muy concentrado ya que invadía su cabeza la necesidad de pensar en un buen plan, lo primero que tenía que hacer era meter a Nikolai en la casa pero que difícil era pensar en el, cuando pensaba en el chico se le venían a la cabeza escenarios en dónde se besaban, se sentía horrible porque se sentía como las típicas adolescentes enamoradas.

La noche anterior fue un fracaso, Nikolai no apareció por lo cuál no pudo ver qué había detrás de la puerta aunque si que se apareció en los sueños de Fyodor esta vez siendo no tan eróticos pero si románticos. Se preguntaba por qué Gogol no salía de su cabeza.

Cerró el libro y fue a la biblioteca porque sabía que era un buen lugar para intentar llamar a Nikolai, el baño era muy pequeño y quería tener un poco más de espacio.
Pero no sabía que hacer, no sabía cómo llamarlo.

Recordó que una vez le había dicho que dijera su nombre y el aparecería, seguía sin entender como es que llegaba y quería saberlo pero no tenía ganas de empezar a descubrir otro misterio.

—Nikolai ... —Dijo en casi un susurro —Mierda... Nikolai Gogol, por qué no apareces.

Unas ideas bastante locas se le ocurrían, quizás debía hacer algún tipo de invocación, buscó entre los libros algo que le pudiera servir pero no había nada.

—Nikolai por favor aparece —Dijo mirando por la ventana, ahora estaba sentado en el sillón mientras pensaba en otra alternativa pero algo estúpido y peligroso se le ocurrió. 

Abrió la ventana tratando de no hacer ruido y miró a todos los lados para asegurarse de que nadie lo viera, así es como con mucho cuidado se agarra de el techo para subir, no había casi nada para afirmarse y era un poco resbaladizo pero aún así siguió intentandolo. Una vez ya había logrado subir al techo caminó viendo como era la vista desde ahí, era increíble pero no podía quedarse apreciando lo lindo que se veía el mar.
Ahora estaba decidido a llamar a Nikolai, si no aparecía probablemente moriría pero no parecía importarle mucho así que rápidamente corrió y sin pensarlo tanto saltó, si no lo salvaba el peliblanco era más que seguro que iba a morir.

—Nikolai, ayúdame —Dijo cerrando sus ojos, no quería ver nada y así fué, sin delicadeza ni cuidado su cuerpo fué sujetado por las manos del chico lanzandolo detrás de el en el techo, no había muerto pero si le había dolido eso.

—Estás loco, definitivamente estás loco —Decía mientras caminaba hacía el sentandose encima y acercándose para mirarlo a los ojos.

—S-sal de ahí, me estás aplastando...

—No, ¿¡eres estúpido o que!?

—No grites, nos van a escuchar.

—¡Ahhh! —Para molestarlo empezó a gritar y gritar, en parte le divertía pero Fyodor le tapó la boca con una mano mientras con la otra intentaba sacarlo de encima.

—Silencio, vas a provocar que me maten más tarde, hay algo muy muy extraño, Madre le está enseñando a Sigma como usar el arma.

—¿Te van a matar o que? —Dijo cuando Fyodor retiró la mano.

—No lo sé, quizás. 

—¿Entonces quieres hablar de los planes en el techo? Llega todo el sol, me estoy quemando.

—No eres ningún vampiro, aprovechemos que no hay nadie viendo.

Nikolai rió y siguió riendo mientras que Fyodor estaba confundido, no sabía que era lo que le hacía tanta gracia.

|| 𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒚 𝒖𝒏𝒂 𝒄𝒐𝒑𝒂 𝒅𝒆 𝒔𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 || Fyolai/Fyogol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora