CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO De regreso a la cotidianidad
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LUEGO DE DOS SEMANAS DE VACACIONES DONDE DAMIAN EXPERIMENTÓ NUEVAS VIVENCIAS PERMITIENDOLE conocer una otra faceta de su novia, la pareja se encontraba en Gotham de regreso a la cotidianidad de sus vidas. Aún quedaban un par de día para que Elizabeth retomara sus actividades académicas posibilitando el disfrutarlo al máximo junto a su novio. Ya era costumbre ver a Damian en el departamento de la castaña; podía estar tranquilamente cocinando mientras que la latina jugueteaba con Titus y Alfred -Que por cierto, también se estaban adueñando del departamento gracias a su amo responsable-.
Solo se oía el tic tac del viejo reloj colgado en una de las paredes del departamento, la respiración calmada de Damian anunciaba lo relajado que se encontraba descansando a lo largo del sillón mientras que Elizabeth estaba en posición de indio reteniendo la cabeza de su novio y leyendo un libro que hace mucho quería leer, pero no tenia el tiempo para hacerlo. A sus pies estaba el can de pelaje negro quien los cuidaba fielmente.
-Elizabeth
-¿Mhm? -no despego su mirada de las paginas manchadas con letras.
-No has dicho nada sobre lo que hablamos aquella noche
-Oh ¿Debería decir algo? -adeó la cabeza confundida.
El joven Wayne sintió que la vista que tenía era simplemente perfecta. La simpleza y la situación tan calmada en que se encontraban realzaba la belleza de su destinada.
-Si
-Bueno -dejó a un lado el libro mientras sus ojos miraron hacia arriba y su boca hacia una mueca demostrando concentración ante la búsqueda de una respuesta. -Siento que te dije todo
-¿De verdad? Creo nos dejamos llevar por las emociones
Elizabeth rió divertida desconcertando a su pareja
-¿Qué es lo gracioso? -había irritación en el tono de voz de su novio.
-Te ves tierno cuando atraviesas inseguridades -carició la cabellera azabache de su novio.
-¿Qué?
-Damian, deja de preocuparte por eso ¿Si? Sé quien fuiste en el pasado pero ahora yo estoy en tu presente, con otro Damian, uno que ha madurado y aprendido de sus errores -siguió con las caricias. -Es hora de que sueltes aquello que te hiere y no te deja avanzar. Suelta lo que te impide ver el grandioso hombre en que te has convertido
-¿O sea que no te importa?
-Me importa porque es parte de tu pasado -ambos se miraron con amor. -Pero estoy contigo Damian. Te quiero, no lo pongas en duda jamás ¿Si?