—¿Nos iremos mañana? —preguntó el chico, sintiéndose desanimado.
Habían pasado cuatro días seguidos donde él siempre estaba levantándose temprano, desayunando con sus padres y pasando el día con Yor en el arroyo hasta el anochecer.
Parecía que nunca acabaría, pero ahora su padre le estaba informando que era su último día.
—¿Qué esperabas? Tenemos que regresar. Yo tengo que trabajar y tú tienes que estudiar —dijo su padre con indiferencia. Después de un suspiro, prosiguió—. Y no puedo permitir que sigas escapándote como un cobarde, así que estamos acortando las vacaciones.
—Ya te dije que... —se intentó defender, pero se contuvo al ver la mirada de su padre—. Olvídalo —añadió resignado.
El hombre no dijo nada más y se dirigió hacia la tienda para encerrarse. Su madre, que había permanecido en silencio todo el tiempo, se acercó para consolarlo.
—Lo lamento, hijo. Pero tu padre cree que es lo mejor.
—¿Es mejor arruinar las vacaciones por no querer verlos pelear? —señaló. Quería a su madre, pero en ese momento no se sentía bien—. Mamá, por favor, déjame solo.
Ella se alejó como él le pidió. Estuvo a punto de decir algo, pero no sabía qué decir. Sin embargo, apenas escuchó los pasos que se perdían entre los arbustos, se dio la vuelta y se encontró sola.
Su hijo había huido de nuevo y ella se sentía confundida. No sabía qué hacer, especialmente cuando vio a su esposo regresar con una expresión cansada al notar lo que había ocurrido.
—¿Otra vez se escapó? —preguntó su esposo con desdén—. No toleraré que se vaya otra vez. Iré a buscarlo.
—¡Déjalo en paz! —expresó ella, reuniendo el coraje para hablar—. ¿Por qué siempre tienes que comportarte así?
—Es por su propio bien.
—¡Le pegaste a tu propio hijo! —dijo la mujer, angustiada—. Y lo tratas como si fuera un estorbo.
—¡Esto no habría pasado si no lo mimaras tanto! —gritó el hombre—. Ayer debiste decirle que empezara a empacar. Eres tan cobarde como él.
—¡Es solo un niño!
Pronto las voces comenzaron a subir de tono y algunos campistas miraban entre murmullos a la pareja. Muchos se preguntaban qué tipo de padres eran y qué habría hecho mal su hijo para que estuvieran discutiendo tan intensamente.
Entre los arbustos, su hijo observaba. No quería irse de esa manera. Volvió con la intención de pedir perdón, pero la presencia de su padre enojado lo detuvo y decidió quedarse escondido.
Observó a sus padres por un momento más, agarró las correas de su mochila con fuerza y se dirigió hacia el arroyo.
Nota de la autora: Estoy en la espera de una tormenta en relación con varios temas, pero la recibiré con alegría.
Ciao.
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Creo que hay algo
FanfictionUn chico de Westalis y una chica de Ostania se conocieron en un campamento y, sin saberlo, plantaron una semilla que, al principio, no parecía tener importancia. Pero, con el tiempo, lo que habían iniciado creció en algo más profundo: una historia q...