Me había recuperado de mi pequeña crisis depresiva, mi madre me encontró un par de días después de sacar a esas lacras de mi vida, tomándome sus somníferos y hablo conmigo.
De verdad, por primera vez me escucho y por ella fue que salí, me hizo ver que todo tenía sentido y no podía jugar con mi vida, también se dio cuenta que no seguía mi tratamiento y me llevo al médico.
Y a partir de ahí, cada que mi mamá llegaba de trabajar nos hacía cariños y pasaba más tiempo con nosotros, la habíamos recuperado.
Esta vez, quería pensar diferente, y lo estaba logrando, tenía ideas positivas y una nueva visión de la vida.
Era mi primer día en el bachiller, iniciaban unos cursos de dos semanas antes de empezar el semestre oficial. Hace poco tiempo que había decidido cambiar mi apariencia, pues ya no quería tener la imagen de niña ingenua de hace unos meses. Ese día fui vestida de negro, si, mis jeans oscuros rasgados, blusa y sudadera color negro, mis converse hasta la rodilla, mi cabello lo corte en capas y lo lleve suelto y con mi fleco cubriéndome parte de mi ojo derecho, me puse delineador y sombras del mismo tono... y no, no es que sea emo, simplemente me gusta vestir así desde el día que Yessica Garner y Raymond Cooper salieron de mi vida.
Con la canción Panic Station de Muse sonando en mi IPod, cruce el patio de la escuela, subí las escaleras y llegue a mi destino (Aula 205) entre al salón y casi nadie había llegado aún, así que me senté donde quise (cuarta butaca de la tercera fila) creo que llegue muy pronto porque la espera se me hizo eterna, y bueno al no conocer a nadie me quede con los audífonos puestos viendo como todos se saludaban y yo seguía sola, pero eso no era novedad para mí.
El día iba pasando normal, como cualquier otro primer día de clases, me percaté de que en el grupo que estaba, había chicos lindos, no, no iba a enamorarme ahora, pero como me había aburrido, me puse a observar a todos y me di cuenta de eso.
En especial Maximiliano, Ryan y Theodore.
Pero bueno "equis" con eso, por ahora, solo me concentraría en estudiar como siempre y ser el orgullo de mi mamá. Además, no creo que alguno de ellos se fijase en mí porque, los tres estaban sentados al rededor prácticamente de Katherina, una chica hermosa, piel bronceada, cabello castaño, ojos grandes, sonrisa linda, buen cuerpo... Y ¿yo? Bueno yo estaba toda flacucha, si, ya había recuperado algo de peso, pero pfff y mi cabello alborotado entre negro y castaño, no me considero bonita, así que, mejor me dejaba de tonterías.
Y así paso semana y media, estaba sola y perdida en mi mundo, nadie me hablaba a menos que hiciéramos un trabajo en equipo, pero a pesar de eso me sentía bien. No intente hacerme amiga de nadie tampoco porque nos habían dicho que el grupo en el que estábamos ahora no sería el definitivo.
El fin de semana llego y nos enviaron el resultado de nuestro test y horario por correo y me había tocado en el salón 103 en la primera ala.
Este sería mi nuevo comienzo oficial.
Y solo una persona estaba en mis pensamientos inevitablemente: Theodore Lowell.
Su linda sonrisa, su estatura adecuada, su hermoso cabello castaño claro, él era guapo, demasiado quizá, un imposible para mí y lo sabía.
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La Última Oportunidad. ©
RomanceValerie Fuller es una chica que sabe cómo desperdiciar oportunidades, demasiado conformista con la vida. Hasta que el chico de ojos bonitos entra a su vida. Stefan Petterson es un chico introvertido el cual lleva una herida demasiado grande en su...