La cabeza de Pete cayó sobre el volante, su respiración se mantenía agitada y sus mejillas, sonrojadas. La notificación de un nuevo mensaje irrumpió el silencio en el que se estaba recuperando, perezosamente buscó en el asiento del copiloto el celular del que provenía ese quisquilloso ruido. Una sonrisa tímida se posó sobre su rostro, descubriendo que la falta de vergüenza en el heredero de Khun Kan era de lo poco que su jefe había acertado.
"Me aseguraré de que no puedas librarte, Pete. Te ataré a mí la próxima vez". Vegas le había mandado foto de las cuerdas que él había encontrado en los cajones de esa habitación, esas que le entregó para que usara contra él.
Decir que se encontraba avergonzado era una mentira, estaba lejos de aquello. Se había embriagado exquisitamente del cómo Vegas podía derribar sus máscaras a través de su control, a través de esas promesas llenas de una oscura posesividad. Sus caricias, sus besos y la manera en cómo lo tomaba le hicieron sentir tan atesorado, que ahora podía jurar que lo tenía marcado en todo su ser. Era peligroso, lo reconocía abiertamente.
Él olvidó que debía regresar antes del amanecer, dejó que Vegas lo hipnotizase y llevase hasta una de las villas que tenía en el este. Se apartó de su mundo para adentrarse al de Vegas, para ceder ante ese fuego salvaje que dominaba a sus lobos y sometía a sus cuerpos a un insaciable deseo. Admiró lo adictivamente atractivo que relucía la necesidad y lujuria en Vegas, resultándole imposible de creer que él y la persona que había caído profundamente dormido sobre su pecho sea la misma. Porque la primera despertaba su propia oscuridad, mientras que la segunda, su afán de querer protegerlo y mantener la paz en ese rostro.
Estaba perdiendo la cabeza, demasiado pronto.
Pete suspiró y guardó recelosamente el celular en uno de los bolsillos de su pantalón. Se miró en el retrovisor, teniendo que parpadear tres veces. Estaba hecho un desastre; sus cabellos revueltos, sus labios hinchados, nuevas manchas rojizas se asentaron por debajo de su mandíbula y su camisa totalmente deshecha. Nadie le creería que su aspecto era a causa de una pelea, menos sin un reporte existente. Iba a ser descubierto y seguramente castigado por desatender su supuesta misión en el casino de Khun Kinn.
Su cabeza amenazaba con dolerle, la puerta de la camioneta se abrió de improvisto. Pete tomó una gran bocanada de aire y la soltó con lentitud. No iba a mentir, era evidente qué ocurrió con él. Por lo que, alzó la cabeza dispuesto a lidiar con lo que mereciese. Mas su cuerpo regresó en sí al ver que era Porsche quien estaba al frente suyo, no pudiendo contener su sonrisa.
El recesivo lo imitó, mientras negaba. —Vegas sí que es un cabrón, ¿no? —Preguntó, sabiendo la respuesta. El hijo de Khun Kan se encargó de dejar a Pete con ese terrible y tentadora apariencia para que el resto de sus compañeros supiese que no estaba solo, que lo tenía a él. Su fuerte aroma a sándalo se había impregnado sobre el jefe de seguridad de su primo Tankhun. —. Quiere que Khun los descubra y sea el que te despida.
— ¿Lo crees? —Pete se rascó la nuca, mirando a su amigo asentir con firmeza.
—Por suerte, cuentas con nosotros. No dejaremos que te lleve tan fácil, ¡pelearemos! Incluso, Ken está en la lucha.
— ¿Ken?
—Ken. —Repitió Porsche, el otro alfa se había encargado de buscarlo y sacarlo de la habitación de Kinn a mentiras -solo para avisarle que su amigo había llegado. Aquel alfa de primer rango era bastante observador, aparentemente. —. Fue quien me informó de tu llegada, también me sugirió recibirte.
—Uhmmm. —A Pete le resultó confuso, su relación con Ken se basaba en saludos. Distinto a la que el alfa mantenía con Big, no había una amistad como tal entre ambos. Apenas existía un compañerismo, el que estuviera atento a él era alarmante.
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Choose us, Pete! [VEGASPETE]
Fanfiction[•] Pareja: VegasPete. [•] Advertencias: Omegaverse. [•] Recordatorio: Los personajes no me pertenecen. Sinopsis: El acercamiento de Pete y Macao se volverá una luz que guiará el camino de Vegas -una de la que se aferrará a medida que permanezca...