Capitulo 47

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Sofía luego de darse una ducha y prepararse se puso aquel conjunto sexy que su amiga y madre le habían metido en su bolso sin ella darse cuenta, se puso una camisa larga y unos short blancos.

Salió del baño y sintió un exquisito aroma a comida casera, camino por un pasillo y llego a un pequeño comedor que en el medio tenía una mesa con dos sillas en la cual habían dos copas y cubiertos junto con una botella de vino, a un costado tenía la cocina con un gran isla en enfrente.

Francesca miró sonriendo a Sofía y esta se le acercó poniéndose detrás de ella y observando lo que estaba haciendo.

- y yo que creí que eras una niña mimada la cual no sabía ni agarrar una cuchara- dice molestandola y la castaña hace cara ofendida.

-Para que sepas, Anna me enseñó algunas cosas de cocina cuando era adolescente.

-¿Hay algo que no sepa hacer señora Amatos? -Francesca se da vuelta quedando frente a frente y levanta el menton de la rubia para que la mire a los ojos.

-No nena, soy perfecta. - sonríe de forma egocéntrica. - mejor siéntate que la cena ya está lista.

Sofía se sentó en la mesa y Francesca sirvió dos platos con pollo al horno con papas doradas con miel y luego sirvio vino en las copas.

-Espero el vino y la comida te gusten - Sofía lleva un pedazo de pollo a su boca.

-Carajo, esta delicioso- dice saboreando y Francesca ríe.
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Luego de una exquisita cena preparada por Francesca, ambas mujeres terminaron de limpiar todo lo que habían ensuciado y apagaron las luces y se dirigieron a la habitación.

Sofía sintió como los nervios volvieron apoderarse de su cuerpo y observo como la castaña se sentaba en el borde de la cama quitándose los zapatos y las media finas, ella no la miraba, solo se centra que quitarse su ropa.

Se desprende la camisa negra y luego baja el cierre de su falda haciendo que esta caiga al piso y se termina de quitar la camisa, quedando en un conjunto de encaje negro.

La mira atenta detallando cada centímetro de su cuerpo; sus piernas largas tonificadas al igual su abdomen duro, su vientre plano, sus pechos medianos que eran del tamaño perfecto, sus hombros firmes al igual que sus brazos.

Sofía podía sentir la humedad que se había creado en su intimidad, humedad que cada vez aumentaba más y más debido a la Diosa que tenía enfrente, aquella mujer era la lujuria y el pecado en carne propia, era la tentación misma la cual hasta Dios, el diablo u cualquier ser humano no podría resistir .

Era una mezcla de ángel y demonio, su belleza era como si fuera la creación favorita y perfecta de Dios, pero su sensualidad y su ego eran creadas por un demonio, haciendo que su cuerpo trasmita lujuria, deseo, pecado, la tentación y la adicción de probar y no querer abandonar aquella droga la cual eran sus labios.

Francesca la miraba sin expresión y la rubia se quito el short y desprendio su camisa haciendo que esta cayera al suelo dejando ver aquel precioso conjunto blanco que se amoldaba a sus curvas como si fuera una segunda piel.

La castaña no quería y ni podía quitar la mirada de aquel perfecto cuerpo que hacía que de solo apreciarlo a los lejos encendiera algo en su interior y ese fuego se expandandiera por todo su cuerpo, desde su piel hasta su intimidad, apreto fuerte lo puños tratando de controlarse y no saltar encima y arrancarle aquellas prendas, tenía ganas de saciar su necesidad de follarla duro, pero también quería conocer su cuerpo y besar cada parte de este, quería hacerla suya y dejar huella en cada rincón de su piel blanca.

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