Retorcidos planes

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Cap.6

-¿En qué le puedo ayudar señor? -Me obligué a decir. Apesar de todo debía mantener la compostura.

-Quiero una taza de Kay para llevar -Su sonrisa no vaciló, incluso se hizo más grande si es que eso es posible.

Mikael es de esos tipos que provoca orgasmos mentales con solo verle, a mi más bien me da pesadillas. Suspiré y lo mire sin pestañear -Mi turno aún no termina.

-Tu jefe te dió la tarde libre.

-¿Tu cómo puedes saber eso?

Me dió una mirada significativa, no debía decir más. Mikael jugaba con todos a su antojo.

-Oye Gab, Shan me dió la tarde libre, no quedan tantos clientes, Mary vendrá para el turno de la tarde, dile que cierre bien.

Quité mi delantal y lo colgué en la cocina. Me encaminé hasta el frente de la cafetería y salí junto a Mika sin saber que decir. Lo miré y me crucé de brazos.

-¿Quieres saber que le hice a tu jefe?

-Pues si. Dime qué no lo dejaste inconsciente, por qué lo va a descontar de mi paga.

Nos detuvimos frente a un Mercedes negro. Mikaey abrió la puerta para mí, antes de contestar -Solo le pedí amablemente que te dejará ir o su auto sufriría los daños... Tal vez use una pistola para ser sutil, pero eso no viene al casó.

-Oh santísima virgen de la paciencia, contigo no se puede.

-Cállate. Iremos a un lugar, te vas a divertir, es tu recompensa por lo de ayer.

-¿Eso que significa? -Me quedé mirando lo y antes de poder insistir en mi pregunta, el auto salió rechinando sus gomas por la calle.
Me aferre al cinturón de seguridad más rápido de lo que pensé, en lo que intentaba ponerlo.

Al llegar, nos detuvimos frente a un spa. Bajé del auto con la ayuda de Mikael. Mi vista se dirigió a lo más alto.

-Hoy tendrás una tarde de relajación -Me condujo dentro del edificio.

Me quedé curioseando, a lo que el hablaba con la señora de recepción. Tras veinte minutos después, me encontraba en una bañera de barro.

No pude evitar pensar en Lucas y en la mirada que tenía la noche anterior. Cuál serían sus verdades razones para que Mikael y yo no tuviéramos relación alguna.

La voz de una joven chica me sacó de mis pensamientos al indicarme que era tiempo de la siguiente fase de la “tarde de relajación” como había dicho el señorito castaño.

El jacuzzi no estaba para nada mal la verdad, me estaba relajando cuando Mikael apareció solo con una toalla cubriéndolo. Mi mirada se paseó por su cuerpo y abdomen, el desgraciado estaba bueno.

Aparte mi mirada antes de que lo notara cuando entró al jacuzzi solo en bóxers, fuí conciente de mi desnudez, así que recogí mis piernas apesar de que iba en traje de baño. Nos miramos y con esa sonrisa maliciosa Mikael me ofreció un trago de su copa, que no dudé en tomar.

Y ok, resumiendo no sé cuanto tomé la verdad, pero lo siguiente que supe fue que tenía a Mikael demasiado cerca. —Me gusta tu cabello.

Lo escuché susurrar muy cerca de mi cara. Miré sus ojos fijamente —gracias.

—¿No dirás nada bonito también? —Bromeó.

—Eres muy cruel. —Su mirada bajó a mis labios y por instinto los relamí.

—Me encanta ser cruel pequeña Kay —no sé quién se acercó si el o yo, pero de un momento a otro Mikael, me tomó por ambas piernas y me alzó dejándome a horcadas sobre el.

PAGANDO POR LA MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora