No entiendo qué sentí

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La semana siguiente nos dieron las fechas de los globales, eran la tercera semana de noviembre, empezaban un jueves y duraban una semana con el finde en medio. Al menos  teníamos tiempo para estudiar. Eran del 17 al 24 comenzamos con sociales y terminábamos con mates. Para mí no había cosa peor que terminar los exámenes con mates. Los globales cansan mucho mentalmente y para hacer un examen de mates se necesitaba tener la mente fresca y después de ocho exámenes seguidos la mente no estaba especialmente fresca.

Dormía muy poco no sé si era por elección o por maldición pero no descansaba bien. No era capaz de levantarme de la cama, aunque durmiendo 4 o 6 horas al día creo que era lo normal. Me despertaba con el tiempo justo para cambiarme y desayunar. Llegaba a clase con unas ojeras y unas bolsas en los ojos que me llegaban hasta el suelo, pero mi aspecto, ya me daba exactamente igual.

Aunque tenía la cabeza sumergida en los exámenes, también estaba muy preocupada por el tema de la comida. Todo el estrés acumulado se trasformaba en tener mucha más hambre y comer y comer. Por las tardes me quedaba sola en casa y no podía parar de comer. Tragaba de todo, dulce, salado, todo lo que hubiera por casa. Pero luego, luego venía la culpa, venían los monstruos. Las ganas de atacar contra mi propio cuerpo. Probe de todo, nada funcionaba. Hasta que el lunes después de un atracón lo conseguí, conseguí vomitar. Eché todo, todo lo que había comido, me pasé cerca de media hora en el baño. Cuando ya por más que lo intentaba no salía nada de mi garganta paré. Tras aquello me derrumbé y me puse a llorar, lloré tirada en el suelo durante otra media hora, sin saber que estaba haciendo con mi vida. Sabía que me estaba metiendo en terreno muy complicado pero no pasaba nada, yo controlaba.

Salí del baño y me puse a estudiar, al día siguiente tenía el global de biología, así que tocaba estudiar, había perdido cerca de dos horas de estudio, no podía permitirme perder ni un segundo más. Me refugié en los apuntes y no salí de mi habitación en toda la tarde y cuando mi madre llegó a casa, ni la saludé. Sobre las nueve me di un pequeño descanso de 15 minutos para ducharme, no cené, simplemente me tomé un yogur y volví a sentarme en mi mesa y regresé a los apuntes. Ni siquiera me acuerdo a que hora me fui a la cama, podían ser las tres o las cuatro de la mañana tal vez. Me tumbé y el mundo se me vino encima. Estaba dividida, una parte de mí estaba contenta, contenta porque había conseguido lo que hacía tiempo ya anhelaba, poder comer todo lo que quisiera sin engordar ni un gramo. Pero la otra parte de mí estaba destrozada, sabía perfectamente que lo que había hecho estaba mal, que debería pedir ayuda, pero no lo iba a hacer, yo podía sola, no necesitaba a nadie.

Llegó por fin el jueves, ya solo me quedaba un único exámen, uno y habría vencido esa batalla. Cuando entregue el exámen, no sé lo que pasó por mi mente, no entiendo qué sentí. Pero no fué satisfacción ni tampoco un descargo. A lo mejor no sentí nada y eso es lo que más me asustaba.

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⏰ Última actualización: Jul 03, 2023 ⏰

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