Capítulo 6

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— Hey, Roy ¿Por qué tan preocupado hermano? — el susodicho, se encontraba sentado en la hierba del campo de tiro al blanco, uno de los campos de entrenamiento más alejados de la población de la academia.

— es que soy una bestia. — fue la escueta respuesta del coronel, quien se recostó ahora con las manos tras su cabeza

— ahora dime algo que no sepa y así sabré porque estas tan preocupado. — –dijo el chico con el que hablaba, quien era unos cuantos centímetros más bajo que Roy, con el pelo azul, como el color del océano y ojos del mismo tono, con tez canela.

— no estoy jugando Tony, ¿oíste ya de los nuevos? — preguntó girando su cabeza hacía su amigo que se había recostado a su lado en la misma posición.

— la pelirroja malhumorada de dudoso poder y el hermano sumiso lanza fuego. — Roy le dio una mirada de advertencia. — solo un poco, sabes que a la sala de control siempre llegan tarde los rumores.

— sí, los mismo, el general y Verona me dejaron a cargo de ellos y con todo el ajetreo olvide que debían comer. — volvió a su posición inicial sentado en el pasto.

— no veo el problema, ve ahora llévales algo de comer y tu padre no se entera que casi los matas de inanición. — Tony se encogió de hombros restándole importancia.

— es obvio que el problema no es ese, imbécil, y a mí no me preocupa que mi padre se enteré... no es lo que me preocupa en este momento. — se corrigió ante la mirada incrédula de su amigo. — me preocupa mi solución. — añadió. Tony lo volvió a mirar sin entender nada. — le pedí a Keylha que les llevará comida y ropa, ahora no estoy seguro de que haya sido una idea muy brillante.

— Keylha es muy buena persona y una excelente amiga, pero debemos aceptar hermano, que su habladuría la ha metido en más de un problema. — añadió el peliazul dándole razón a Roy.

— nos... ha metido en más de un problema. — corrigió el coronel enfatizando el plural de la oración. — sé que tenía ganas de conocerlos, por eso le pedí que fuera, pero no quiero que los incomode o que los mareé — soltó una carcajada al terminar de decir aquello.

— yo la vigilo, no te preocupes, sabes que paso desapercibido. — y sin decir más, desapareció. Roy esbozo una sonrisa ladina mientras negaba con la cabeza.

...

Tony se encontraba corriendo a través de la academia en busca de Keylha, la encontró en la entrada de la aldea caminando con unas bolsas de comida y un bolso colgando de su hombro, la siguió en silencio hasta la cabaña que estaba frente a la estatua de Reider, justo la cabaña de al lado de donde vivían ellos, primero creyó que Keylha solo se había equivocado, no sería la primera vez, la hermosa chica era algo despistada; pero un chico alto de pelo castaño que él no había visto, le abrió la puerta. —debe ser la cabaña de los nuevos. — se susurró, mientras se acercaba hacia Keylha y el muchacho, cuando este la dejo entrar, aprovecho la oportunidad de ingresar con ella sin levantar sospecha, se sentaría en el sofá a mirar que sucedía, solo intervendría de ser necesario.

Y el momento llegó, cuando Lizzie insistió en saber quién le había pedido ir, apareció en el sofá donde se sentó y hablo.

— quizá ese es tu poder, no olvidar. — tres pares de ojos se posaron en él, dos con curiosidad y uno con incredulidad.

— ¡Antonio Tucker! ¡¿no sabes que es de mala educación entrar en una casa sin permiso y más aun siendo invisible?! — habló Keylha, en un amenazante tono.

— ¿lo siento? — preguntó con una sonrisa nerviosa

— ¿qué haces aquí y porque entraste sin avisar? — volvió a preguntar Keylha. — me estabas espiando. — acusó de pronto.

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