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Flashback: El pasado con Porco

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Flashback: El pasado con Porco

Recuerdo aquel pasillo del gimnasio, vacío a esa hora, donde las luces fluorescentes titilaban intermitentemente y el eco de voces lejanas se filtraba desde la cancha. Yo me apoyaba contra la pared, con los brazos cruzados, intentando ignorar la sensación de vacío en el estómago.

—¿Por qué me evitas? —pregunté en voz baja, con la esperanza de que nadie más nos escuchara.

Frente a mí, Porco suspiró con frustración. Llevaba puesta la chaqueta del equipo de fútbol americano y su cabello, ligeramente desordenado como si acabara de salir de un entrenamiento, parecía enfatizar su actitud despreocupada.

—No te evito, Eli. Solo he estado ocupado —dijo, rascándose la nuca con esa misma excusa de siempre.

Sentí cómo se apretaban mis labios, y un ardor se apoderó de mi garganta.

—Entonces, ¿por qué no me hablaste en toda la semana? ¿Por qué, cuando pasaste junto a mí en el pasillo con tus amigos, ni siquiera me miraste? —solté, con mi voz temblando levemente.

Porco me miró por un segundo y luego dejó escapar una risa seca.

—No empieces con esas cosas, ¿quieres? Estás exagerando.

Siempre me decía lo mismo, como si lo que yo sentía fuera un simple capricho. Pero yo sabía que no era así.

—¿Por qué no le dices a nadie sobre nosotros? —pregunté en voz baja, con la esperanza de entender su mente.

Su mirada se endureció.

—¿En serio vamos a hablar de esto otra vez?

Sentí cómo mi pecho se comprimía; ya conocía la respuesta. Siempre era la misma.

—Tú sabes cómo son las cosas aquí —continuó él, suavizando su tono mientras se acercaba—. No es que no quiera estar conmigo... Es solo que la gente habla demasiado, y no quiero que... ya sabes, se metan en lo nuestro.

"Que no se metan en lo nuestro". Esa frase era su forma bonita de decir: No quiero que nadie sepa que estoy contigo.

A pesar de todo, yo estaba perdidamente enamorada, tan estúpidamente enamorada que prefería engañarme a mí misma creyendo que, en el fondo, Porco realmente se preocupaba por mí.

Él levantó una mano y apartó un mechón de mi cabello del rostro. Ese simple gesto hizo que mi enojo flaqueara.

—¿No confías en mí? —murmuró, con esa sonrisa ladeada que siempre lograba desarmarme.

Yo quería confiar. Quería creerle.

Asentí lentamente, aunque en el fondo, una parte de mí sabía que estaba cometiendo un error.

Fin del flashback

Sasha: Eliiiiiii ven a la cafetería, Historia invitó postres.

Your Eyes || Armin x Reader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora