El anhelado: Gloria

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Él moría lentamente.

Este mundo tuvo tanto que enseñar, un conocimiento tan vasto que al final, siempre se guarda su más grande secreto, siempre hay uno.

Postrado en una cama, un anciano hablo, sus cabellos dorados con decoloración a blanco despeinado, su cuerpo no está muy demacrado por el tiempo.

"No creo que me quede mucho por lo cual hablar"— tosió un par de veces antes de continuar— "al llegar a este mundo mi único objetivo fue regresar a casa, pero eso... nunca estuvo en los intereses de destiny"  

Con una mano alcanzo lo que parecía una espada imaginaria para luego materializarla al décimo latido del corazón, así mismo mostrando el símbolo que el mundo nunca olvidará.

"Vi lo bello, lo bueno que tenía que ofrecer este mundo, su gente, aunque separada entre razas coexistentes, formaron su propia sociedad"— su sonrisa se ensanchó en nostalgia— "sin darme cuenta empecé a amar este mundo, supe que me recibió con los brazos bien abiertos"— aun así— "pero la contra existencia del buen acto siempre estará presente... vi la maldad, no como un sujeto sino como un pensamiento que infecta a mentes tan crédulas"

Las manos del viejo temblaron, su expresión, tanto como melancolía, de ira y arrepentimiento, toco su corazón.

"No me doblegaré a la voluntad de otros"— su susurro se escuchó, tal vez esas fueron palabras al azar, o tal vez... solo él sabe para qué sirven— "Pude hacer mi sueño realidad, pero no me siento satisfecho"— soltó una risa sin voluntad ni ganas— "a decir verdad yo, pude hacer mi vida aquí, una que no me arrepiento"

Al bajar su brazo, la espada desapareció a voluntad.

"No pienso dar esperanzas a un regreso, o salvación, en esta vida fui el único que se mantuvo firme a las contrariedades"— un suspiro fue lo único que salió de su boca antes de seguir— "y si no lo hacía, nadie más lo haría" 

 El cerrojo del cuarto sonó. 

 Una chica de no más de veinte años entro a la habitación, su pelo color amarillo tan característico de la familia, su familia, su apariencia llega a ser normal para cualquier mujer, sin embargo, para este mundo, su hija sería la más preciada a sus ojos.

— "¿... estoy interrumpiendo algo?"— Milena confundida por el dispositivo que sostenía su padre, camino hacia la cama donde él se mantenía, su padre desactivando el artículo dirigió su mirada en su rostro mientras suavizaba su rostro.

— "Para nada, solo... preparaba un recado"— para su padre, la edad ya lo alcanzaba, puede que sea increíble lo que logro, pero como para cualquier hombre o mujer, el tiempo no perdona, peor aún para un humano de setenta años.

— "¿Recado?"— la niña de no más de 28 años no entiende como su padre diría algo así, a menos que...   

—"Padre, ¿ya es hora?"

—"más o menos niña, más o menos"–tosió por un par de segundos —"este viejo cuerpo sigue con fuerza"

—"¿Te encuentras bien?"

—"Si solo..."

Volvió a soltar un suspiro mientras apagaba un dispositivo de su antiguo hogar, una reliquia tan sagrada que pasara de generación en generación.

Si bien posiblemente sus días ya estén contados, hay un deseo anhelado en su ser, hay... tantas cosas que contar, tantas vivencias que simplemente parezcan un... cuento de hadas.

Una biblioteca completa.

—"Milena... te pediré un gran favor"

—"¿Qué?..."

R/U: fairy talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora