capítulo 24

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Caminar por los pasillos del instituto, nunca fue mi actividad favorita, y ahora que toda la escuela lanza miradas que juzgan y comentarios no todos tan afortunados solo porque la mano de Bruno sostiene posesivamente la mía, pues, desciende un eslabón más en mi lista de actividades no favoritas. A cada rato observo nuestras manos entrelazadas y siento como Bruno sostiene cada vez con más fuerza, como si temiera que yo pudiera salir corriendo. Los chicos del equipo siempre que pasan por su lado lo saludan y hacen expresiones de enhorabuena por su aparición. Hoy hay partido, si la escuela gana solo nos quedaría otro juego para pasar a semifinales, que es el objetivo segun me explicó Bruno ayer en la noche mientras veíamos Harry Potter en mi casa. Escucharlo hablar de lo que lo apasiona se siente tan íntimo que solo podía mirarlo y prestar atención fascinada.
La campana suena, lo cual anuncia que la primera hora de clases ha comenzado. Cuando llegamos a mi casillero, agarro mis cosas y Bruno no deja de verme ni un momento, sonrío nerviosa mientras coloco un mechón de cabello tras mi oreja pero se vuelve a salir y esta vez es él quien lo guarda.

— ¿Vendrás a ver el juego? — pregunta esperanzado.

— Claro. — digo con una sonrisa.

— Vas por verme jugar o por vernos en boxer cuando ganemos?

— Debo confesar que la parte del bóxer es mi momento favorito. — le guiño un ojo. Él se carcajea.

Las horas de clases pasan volando, Lana se sentó a mi lado en cálculo y fue un momento muy incómodo, intentó hablarme pero la ignore por completo, lo cual parece que la molestó porque salió del salón con cara de pocos amigos. Ahora voy camino al campo de juego mientras me envío mensajes con Day quien me exige saber cada detalle del viaje a Bali y demás, me molesta con algunos comentarios que me hacen sonrojar y reír. Cuando llego busco un buen lugar en las gradas donde pueda ver a Bruno, choco con alguien y mi móvil cae al suelo, lo recojo.

— ¡Fíjate por donde vas niña! — una molesta voz femenina me hace verla, mis ojos se ponen en blancos.

— La que más ha sufrido soy yo, mi móvil ha caído al suelo, se podía haber dañado.

— ¿Qué más da? Tienes un novio millonario.

— En primer lugar, Bruno no es mi novio. En segundo lugar, a ti que te importa si somos novios o no, Lydia. — se carcajea.

— Deja de hacerte la mosca muerta Agatha. Desde que llegaste a este instituto haces que Bruno vaya tras de ti, que esté pendiente a ti, que pelee con chicos por ti. ¿Cómo lo haces? Ni idea, pero de que vas por él, es algo que me ha quedado claro desde hace mucho.

— ¡Hey! Que yo no tenía ningún tipo de interés en Bruno, solo era un vecino molesto y de hecho, lo sigue siendo. — me cruzo de brazos.

— No seas cara dura niña. Tú como cada una de las chicas de este instituto están tras el mismo objetivo, follarse al chico trofeo ¿me vas a decir que no es así? — habla enojada.

— ¿Pero qué mierda pasa por tu cabeza? Y por la de todas las chicas de este instituto. Ese chico no es un trozo de carne, es humano, tiene sentimientos y emociones. Dejen de verlo y tratarlo como un objeto. — estoy muy cabreada.

— Deja de defenderlo niña. Tú solo eras una presa más en la mira de Bruno. No eres especial ni para él, ni para nadie. — se ríe. — ¿Cómo esperas que tratemos a un chico que siempre nos ha tratado así? No vengas a defender lo que no conoces.

— Te equivocas... lo conozco más de lo que te imaginas.

Miro a mi alrededor y muchas personas están viendo en silencio, con los ojos abiertos, otras comentan entre sí.

Inefable: Fuera de este mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora