[ c i n c o ] - Mi nombre, Monique.

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꧁ M O N I Q U E ꧂

Tener a Alessio de vuelta es reconfortante. Siempre habíamos sido nosotros dos, apoyándose en el otro si algo anda mal. Cuando me enteré que dejaríamos Italia y que Alessio se quedaría, se me rompió el corazón porque adoro a mi hermano mayor, pero comprendí que su sueño era quedarse para estudiar derecho. A mamá no le pareció una buena idea. Antes de mí, Alessio era considerado la estrella del patinaje y mamá estaba más que feliz de tener a sus dos hijos siguiendo su profesión, pero cuando Alessio le dijo que él ya no quería patinar, que no era su sueño y que iba a abandonar todo lo relacionado a las competencias, ella jamás volvió a dirigirle la palabra. Hasta ahora que terminó su carrera y que al parecer tiene pensando venir con nosotros para trabajar en un bufete de abogados aquí.

—Desearía que te hubieses quedado conmigo —comenta después de una sesión de risas que me provocan dolor en el estómago—. Tal vez podría haber hecho algo por ti con respecto al patinaje.

—Me gusta el patinaje —me encojo de hombros para estarle importancia—. Y aunque también me hubiera gustado pasar estos siete años a tu lado, he hecho amigos aquí y estoy feliz.

Han pasado siete años desde que Alessio vivió con nosotros, pero yo siempre que podía iba a visitarlo a Italia. En las vacaciones, en días festivos, en su cumpleaños. Esos días que pasaba fuera de casa provocaban una pelea entre mi madre y yo, algunas veces me ignoraba y otras me destruía en la pista. Horas y horas seguidas patinando.

—Ya —me muestra una sonrisa divertida y burlona—. Será porque en Italia no hay tanta variedad de hombres que eres feliz aquí.

Pongo los ojos en blanco cuando empieza a reírse y hacer soniditos para un público mayor de dieciocho años —¡Ya, por Dios! ¡Deja de ser tan imbécil!

Las carcajadas de mi hermano resuenan por toda la habitación y se deja caer boca arriba en mi cama. Yo lo miro desde dónde estoy sentada y aunque parece que está pasando por la mejor etapa de su vida, su semblante es triste y decaído.

—¿Y sobre qué es la cena de hoy? —cuestiona junto a un suspiro cansado—. Presiento que algo va a salir o muy bien o muy mal en esa cena. No soy bueno compartiendo momentos con Irina, creo que mi naturaleza explosiva podría ser no muy bien recibida en esa casa de desconocidos.

—No son desconocidos, son los Klum —le recuerdo, ignorando el hecho de que llamó a mamá por su nombre y no “mamá”, él me da una sonrisa sarcástica—. Conoces a Leni.

—Por videollamada. Eso no significa que la conozco, Monique.

—La cena es para celebrar que la madre de Leni protagonizó una revista —nombrarla me provoca un vacío en el estómago, tal vez más que un vacío, un odio intenso y necesitado de venganza.

—Y si ella la protagonizó, ¿qué tiene que ver nuestra familia en todo eso? —pregunta Alessio, de mala gana y coloca su brazo detrás de su cabeza para levantar la mirada hacia mí.

—Porque papá es su representante —su amante, también—. Y ella quiere agradecerle por presentarla con los dueños de la revista, las formalidades la llevan a invitar a toda su familia y tal vez algunos otros personajes que hayan participado en el tema.

—¿Y podría no ir? —me da una sonrisita traviesa—. Les ha funcionado bien fingir que solo tienen una hija, puedo pasar desapercibido y no involucrarme en nada que tenga que ver con ellos otros...¿cinco años?

Mozzafiato. 「𝐭𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora