CAPITULO 8

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CAPITULO 8

Sara notó como alguien le seguía, se giro y vio a Alex justo detrás de ella en el pasillo.

- Espera, creo que necesitamos hablar- dijo Alex alcanzándola y cogiéndole dulcemente del brazo.

- Es verdad, yo también quería decirte algo- dijo ella con mirada perdida. Pues buscaba las palabras exactas para pedirle que no contara nunca lo que ocurrió entre ellos.

- ¿Sara por que te fuiste así de mi casa? Me dolió mucho, pues no tenias motivos para hablarme como lo hicistes.- dijo Alex bastante consternado.

- A ver, ¿Qué pretendías? Aprovechastes que estaba borracha para llevarme a tu casa y acostarte conmigo- contesto fríamente Sara.

Alex sonrío de modo irónico - ¿Acostarme contigo?, no te equivoques. Justo después de besarnos en la feria te vomitastes encima, y supongo que del resto no te acuerdas porque estabas muy perjudicada por el alcohol. Te lleve a mi casa, pues no se donde vives y tu no podías decírmelo. Después te lave la ropa, la puse en la secadora y te deje dormir la borrachera en mi cama, mientras yo pase toda la noche en mi incomodo sofá- le respondió el y cruzo los brazos como señal de enfado.

A Sara se le cayo el mundo, había sido tan tonta, tenia que haber hablado antes con el, se repetía una y otra vez. Se sentía de lo peor.

- Alex - se hizo un silencio- yo creía,… lo siento, perdona como te trate. Tu solo cuidastes de mi, me siento estupida- Sara estaba bastante avergonzada por todo lo que había pensado de el y por como lo había tratado.

En ese momento el la abrazo a verla asi- no te preocupes, por lo menos ya lo hemos aclarado y me quedo mas tranquilo- dijo el a su oído.

El notar su fuertes brazos y su aliento en su nuca, le hacia ponerse a cien, pero no solo le ocurría a ella. Alex también se encontraba muy excitado pues le gustaba sentirla cerca. 

El no entendía  las sensaciones que esta chica le provocaba, nunca le había pasado nada igual con ninguna  otra. 

Cuando escucharon otros pasos, se apartaron rápidamente y se hicieron como si no pasara nada.

- Amor, aquí estas, vamos a comer el postre. Ven Alex - dijo Jessica mientras tiraba de el.

Alex puso los ojos en blanco y alzo los hombros, siguiendo a Jessica para el salón.

Sara a no podía evitar sentir celos de esa rubia chillona. Y  maldecíala en silencio, cuando en ese momento  sonó su teléfono móvil. 

Al otro lado de la línea se escuchaba a alguien gimotear, parecía que estaba llorando.

- Sara..- apenas podía hablar, se notaba un lamento profundo

- ¿Ana ? ¿Qué te pasa?- pregunto Sara preocupada.

- Mi marido, Sara, creo que me es infiel, he encontrado unos mensajes de una guarra en su móvil- intentaba explicar como el llanto le dejaba.

- ¿y que dice el?- pregunto Sara

- Dice que no es nada, que solo es una tía sin importancia y que no sabe como tiene su numero- seguía diciendo Ana en llanto.- yo no le creo, nunca me ha hecho nada igual. El no puede hacerme esto, estábamos tan bien. ¿Por qué me ha hecho algo así?- estaba totalmente destrozada, pues Ana se creía viviendo en un cuento de hadas.

- Ana, no llores más, ahora mismo te vienes para aquí con nosotras, no puedes estar sola en estos momentos y ya el lunes mas tranquilos habláis los dos, para aclarar el asunto.- le dijo Sara de manera firme.

- No quería ir  después de esto, pero necesito estar con vosotras- respondió intentando dejar de llorar.

Cuando Sara llego al salón, vio a Alex con Jessica enganchada a su cuello, y los dos sentados en el sofá. Sus ojos le ardían de furia a verlos dándose mimos, bueno  mas bien era solo Jessica quien daba mimos. Mientras que Alex se dejaba querer.

En ese momento Pablo rodeo con su brazo la cintura de Sara y le dio un beso en los labios.

- Nena, has tardado mucho, ¿te encuentras bien?

- Si, es que me ha llamado Ana, viene para aquí sola. Ha discutido con  Raúl, así que esta echa polvo.

- Vaya,  esperemos que aquí se anime- contesto Pablo y Sara asintió.

Se hizo de noche entre risas y  partidas de cartas. La tarde paso rápido para todos, excepto para Ana, que no terminaba de estar bien. Menos mal que tenia a sus amigas que le ayudaban a despejarse y tener la mente mas fría para el lunes, que seria cuando hablaría con Raúl. 

Además en esa tarde también había otra situación presente, eran las miradas fugaces y constantes entre Sara y Alex. A pesar de ello, se dejaban querer por sus respectivas parejas, lo que provocaban brotes de celos entre ambos.

Ya después de cenar, decidieron tomarse una copas y bailar.

Pablo hacia cócteles, la verdad es que se le daban bastante bien; mientras que las chicas bailaban e intentaban que Ana no llorara. Pues parecía que el alcohol le provocaba todo lo contrario que ellas pretendían. Ana tubo el duodécimo bajón del día. Así que decidieron dejarla que se echara a dormir en el piso de arriba.

Ellos siguieron la fiesta. Jessica  bailaba de lo mas provocativa, parecía que era o había sido gogó, porque menuda marcha tenia la chica. No paraba de insinuarse a Alex y querer llevárselo a la habitación.

Ya de madrugada, la fiesta estaba en sus últimos coletazos. Y Alex aprovecho un momento, en que el resto estaban despistados con los cócteles de Pablo, para coger a Sara de la mano y decirle al oído que la esperaba en una hora fuera en el porche. A lo que una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo y su cara se sonrojo. Ella  asintió con la cabeza y una sonrisa picara broto de la boca de Alex.

Después eso, cada uno de dirigió a su dormitorio con sus respectivas parejas.

Pablo intentaba seducir a su novia para hacerle el amor, pero Sara no estaba por la labor. Pues su mente estaba en otro sito, y de reojo miraba el reloj. Se preguntaba si acudir o no al encuentro con Alex. ¿Que le pasaba? ¿Por qué se comportaba así? ni ella misma se reconocía. Sabia que muchas cosas dependería de lo que hiciese esta noche. Pues no entendía como después de liberarse de la culpa de pensar que había hecho algo que no hizo, ahora le atraía otra complicación. 

YA NADA SERA IGUALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora