Capítulo 5

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Emma

—No, este no. Es muy corto y extravagante —dije, sintiéndome un poco insegura y cruzando los brazos.

Jess puso los ojos en blanco y soltó un suspiro exasperado.

—Pero está excelente. Qué pesada eres —respondió, claramente en desacuerdo.

—Lo mínimo es sentirme cómoda, ¿no crees? —solté, mirándola con una mezcla de desafío y obviedad.

La verdad es que había sido una mala idea no haber llegado temprano para escoger los vestidos. Ahora solo faltaban dos horas para que comenzara la dichosa fiesta. No quería ir al principio, pero mi mejor amiga y su increíble poder de persuasión habían logrado que un "sí" saliera de mi boca. Tal vez sería bueno distraerme un poco, conocer nuevas personas y hacer amigos.

Recordé el vestido que había comprado hace unos días. Era hermoso y me quedaba muy bien. Salí de la tienda sintiéndome derrotada, junto a mi amiga, quien ya había elegido su vestido. El camino de regreso a casa desde el centro comercial se sintió largo y pesado; el aire estaba impregnado del bullicio de la ciudad, lo que solo aumentaba mi nerviosismo.

Al llegar a casa, Jess se dejó caer en el sofá de la sala con un suspiro de alivio. Yo caminé hasta la cocina para servirme un vaso de agua fresca, intentando calmar mis pensamientos.

—Hace unos días me compré un vestido muy bonito que me gustaría usar hoy. Estoy segura de que te va a gustar —dije mientras tomaba un sorbo, observando a mi amiga con una sonrisa esperanzadora.

—Venga, póntelo y te digo —dijo animándome con entusiasmo. Subí a la habitación mientras ella me seguía con pasos rápidos —Espero que tenga estilo —susurró en tono juguetón, haciéndome reír. Siempre tan perfeccionista.

—Sí —respondí mientras me dirigía al baño. Me quité el vestido que llevaba puesto, un hermoso vestido casual que Jess me había dado hace mucho tiempo, y me puse el nuevo.

Cuando salí del baño y me miré en el espejo, una oleada de confianza me envolvió. El vestido era impresionante; se ajustaba a mi figura de manera perfecta, haciéndome ver elegante y madura. Todo en él me hacía sentir segura de que era la elección correcta.

—¡Wow! ¡Estás impresionante! El vestido te queda genial —exclamó Jess con los ojos abiertos como platos mientras me miraba sorprendida.

Tenía razón; sentía que irradiaba belleza y confianza.

—A este paso todos los chicos se van a ir a por ti —hizo un puchero divertido, provocando que una risa escapara de mis labios.

—Nah, tú estás más hermosa —dije animándola mientras ella sonreía coqueta —Ponte el tuyo —le pedí mientras ella cogía su vestido emocionada y se metía al baño. La esperé sentada en mi cama, sintiendo cómo la anticipación crecía en el aire.

Jess se decidió por un vestido rojo corto, con un gran escote que acentuaba su figura. Esa era su manera de vestirse para sentirse bien, aunque también buscaba llamar la atención con su coquetería. La luz del atardecer entraba por la ventana, iluminando el cuarto y realzando el brillo de su vestido.

—Te ves hermosa —dije, sorprendida, mientras la miraba sonreír con confianza.

—Gracias, yo lo sé —respondió, haciendo una elegante reverencia de agradecimiento.

En ese momento, mi madre entró en la habitación, sus ojos se iluminaron al vernos.

—¡Ay, mi niña! Estás preciosa. ¡Qué lindo ese vestido! —exclamó mi madre emocionada, su voz llena de ternura. Aunque estaba feliz, no podía evitar recordar que aún nos faltaba arreglar el cabello y el maquillaje. —Jess, tú también estás increíble. ¡Tengan cuidado por ahí! —nos advirtió con una sonrisa maternal.

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