Capítulo 12

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Ahí estaba, parada en mitad del gran salón, rodeada de gente importante y rica, sin conocer a casi nadie.

-Esto es absurdo...-susurré.

Traté de darme media vuelta pero Nastya me tapaba la salida.

-Tú no vas a ningún lado.- ordenó la pequeña.

Yo resoplé, sentía vergüenza y miedo, no quería meterme en ningún problema.

-Vamos Niki, disfruta.- me animó Olga.

- Sí, y además, estás preciosa.- confesó María.

-Muy amable Mashka pero...- traté de decir.

-Pero nada.- habló de nuevo Nastya.

-Yo estoy con vosotras pero, ¿cómo pensamos que nadie notará la presencia de Niki si luce así?- dijo el pequeño zarevich.

-¿Así como?- le preguntó su hermana Tatiana.

-¿Lo preguntas enserio?- él se acercó a su hermana y susurró- Está hermosa.

Y la verdad, Alexéi tenía un poco de razón. Las chicas habían buscado un disfraz bastante elegante para mí. 
Llevaba unos lujosos y finos zapatos de seda blancos y una pomposa y delicada falda la cual cubría mis piernas. En mi torso, llevaba un corsé con detalles bordados a mano y en mi espalda unas enormes y majestuosas alas, simulando las de un cisne. Llevaba el pelo suelto con un pequeño recogido alrededor de un lazo blanco. Sí, estaba increíble, hasta yo lo reconocía.

Volví a suspirar.

-¿Por qué Kolya no viene?- susurré un poco molesta.

-No quería.- informó Alexéi.

-¡Yo tampoco!- me quejé.

-Tú eres diferente.- habló Mashka.

Yo me callé, era inútil seguir discutiendo.

-Pues gracias, supongo.- dije totalmente rendida.

-Vamos, acerquémonos.- sugirió Olga.

Todos accedimos -yo no tenía opción- a seguirla, nos adentramos poco a poco en la multitud y pude distinguir algunas caras conocidas como la de mi querida Olga, quien fue como una madre por un período de tiempo. Mi instinto fue saludarla pero me negué, debía pasar desapercibida, ser como un fantasma.
Había miles de personas de todos los lugares del mundo, con unos disfraces extravagantes  y lujosos. La comida era abundante, al igual que la bebida. Había personas tocando todo tipo de instrumentos y yo me quedé fija en el violín, era increíble cómo aquel hombre cano podía tocar tales melodías. Al estar inmersa en mi mundo, no noté que me había quedado sola, los Románov ya no estaban.

-Oye Niki,- susurró Olga cuando volvieron.- ¿estás bien?

-Sí, solo me había quedado escuchando los violines.

-Bien, pues sigue así.- ordenó Nastya.

-¿Qué?-  no entendía a que se quería referir.

-Nuestra madre requiere nuestra presencia, volveremos pronto.- me aclaró en un susurro Olga.

-Espera, ¿me vais a quedar sola?- pregunté una poco disgustada.

Los niños se miraron entre ellos y después de un rato en silencio hablaron.

-Será solo un momento.- dijo Mashka.

Yo rodé los ojos, ¿enserio? Estaba aquí en contra de mi voluntad y ahora incluso sola. Genial.

-Estaremos con nuestra madre lo mínimo posible.- Tatiana intentó animar.

Yo no respondí, simplemente les envié una mirada de cansancio y después esa mirada tornó en algo así como "Está bien, id." Olga fue la primera que empezó a andar tirando de sus otros hermanos. Alexéi se quedó un poco más de tiempo, me miró, sonrió y se fue.
Eché una rápida mirada por la sala y comencé a dar un paseo, la gente estaba inmersa en bailes, charlas o incluso en la comida. Me fijé en un hombre bastante mayor el cual estaba sentado solo en una mesa, tenia en su mano una bandeja llena de comida, él la miraba con deseo y sin ni siquiera pensarlo se la llevaba a su boca con ansias. En frente de ese hombre, una mujer con muchísimas arrugas y maquillaje hablaba con un jovencito, ambos reían y fumaban. El menor le acercó una copa de champán a la señora y le susurró algo lo cual es obvio que no escuché. A su derecha, un grupo de jovencitas miraban a otro grupo de jóvenes con timidez y vergüenza. Ellos no se quedaban cortos, pues les devolvían unas miradas bastante coquetas.
Volví a caminar sin quitarle un ojo a esas personas y eso hizo que chocara con alguien, soltando un pequeño grito.

ENTRE DOS BANDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora