Heather abrió con pesadez los ojos y se exaltó al ver a su tía a un lado de la camilla.
— Mi amor, qué alivio que estés bien... Nos hemos preocupado tanto que ya no sabíamos como mantener la calma. —se sinceró la mujer besando el dorso de su mano. Amanda y Josephine sonreían al ser incluidas en su exageración, pero en parte si, la esperaba fue tediosa.
— Hache, ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?
— ¿Quieres que te traigamos alguna cosa? —acotó Amanda apretando sus labios. La rubia tragó saliva al sentir su garganta seca y negó con una media sonrisa.
— Estoy bien, no se preocupen tanto...
— ¿Cómo puedes pedirnos eso, hija? ¡Esta situación no es para tomarse a la ligera!
— Mamá, basta. Te pido nuevamente que te calmes por favor, no repitas lo de hace rato.
Heather borró la sonrisa de sus labios y frunció el entrecejo.
— ¿A qué... Se refiere Amanda, tía? ¿Pasó algo?
— No, tranquila. No pienses en nada, linda. —pidió Josephine acercándose a ella y acariciando su cabello. La rubia la observó no muy convencida de sus palabras, aun así desistió.
— De acuerdo.
— Con permiso... —la voz de un hombre las interrumpió de repente. El doctor—. Hola Heather, ¿Cómo te sientes?
— Bien... ¿Qué me pasó? ¿Por qué me desmayé sin motivo aparente?
— Los análisis y pruebas que te hemos practicado aun permanecen en el laboratorio, en unos momentos me los entregarán ya que tuvimos que repetir el proceso por un pequeño contratiempo. —explicó el hombre leyendo el expediente de la mujer—. Lo que puedo informarte es que no has sufrido ninguna contusión al golpearte contra el suelo, así que por ello puedes estar tranquila...
— Gracias al cielo, doctor. —dijo Barbara poniéndose de pie—. ¿Entonces los análisis aún no están listos?
— En breve vendré para informarles sobre ellos, no se preocupen.
— Muchas gracias. —dijo Amanda sonriendo cortésmente. Heather aguardó a que el hombre se marchara para ponerse de pie y quitarse el sostén que llevaba puesto por debajo de la bata—. ¿Qué estás haciendo, Heather? ¡Recuéstate!
— Ya paren con tanta precaución, estoy perfectamente bien...
— Claro que no, niña. Eso todavía no lo sabemos con certeza, faltan los exámenes. —la reprendió su tía tomándola del brazo con cautela y señalándole la cama.
— Hache, no seas necia. Al menos espera a que nos digan qué tienes y ya luego montas tu show nudista.
La rubia rodó sus ojos y no tuvo más remedio que volver a la camilla.
— Ustedes van a matarme antes que cualquier otra cosa... —bromeó sentándose con dificultad, el cuerpo lo tenía resentido. La puerta de repente sonó y todas se quedaron en silencio preguntándose quien podía ser—. Adelante.
— Hola.
— Leonardo... —los ojos de la mujer de repente se cristalizaron al verlo de pie en el marco de la puerta con una expresión serena y un pequeño arreglo de flores en las manos.
¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Quién le avisó de su situación? ¿De verdad se había preocupado por ella después de todo? Tenía tantas dudas que ansiaba despejar, pero por el momento deseaba poder conversar con él y disculparse mil veces más por haber sido tan desagradecida y mala persona con él, después de todo le había faltado a un promesa muy importante para él. Las visitas de la rubia se pusieron de acuerdo en dejarlos solos y así lo hicieron, salieron rápidamente de la habitación y les permitieron espacio e intimidad. Heather se removía inquieta en la cama sin saber qué hacer o como recibirlo después de tanto tiempo sin saber de él, se veía tan guapo como siempre. Aunque el semblante que traía consigo era bastante triste y cansado, como si hubiese estado atravesando por algo demasiado pesado para él solo. ¿Era su culpa que estuviera así? Quiso llorar de solo pensarlo, pero el hombre no daba indicios de querer gritarle o recriminarle algo, solo se había limitado a cerrar la puerta y sentarse en la silla contigua a la camilla. Entonces por primera vez sintió algo de paz cuando él le dedicó una sonrisa sincera, la misma sonrisa que antes había compartido con ella. Lo había echado tanto de menos que no sabía por donde comenzar primero. Ethan había decidido ir hasta su departamento y darse una ducha antes de volver al hospital, no quería dejarla sola por tanto tiempo. La preocupación era muy fuerte, pudo perderla de no haber sido por la suerte y generosidad del destino. Se vistió con lo más cómodo que pudo encontrar y bajó las escaleras.
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Inefable Delirio
RomanceLuego de fingir su muerte, Heather comienza a maquinar en su mente las nuevas piezas de su juego. Vengarse de quienes la hirieron y hacer justicia por las infamias y torturas a las que fue sometida. Para ello deberá regresar usando una nueva identid...