35. Los reyes

176 27 15
                                    

Al día siguiente, Lucy desayunó una manzana y dos tostadas solo porque Ron la obligó a comer algo.

Las clases se habían suspendido, y varios exámenes, pospuestos. Muchos alumnos fueron rápidos en marcharse; antes de entrar a desayunar, Lucy y sus amigos habían visto cómo Zacharias Smith era escoltado fuera del castillo por su padre, y Parvati se había despedido de las chicas nada más terminó de desayunar para marcharse con su hermana Padma. Poco después, había aparecido Enid Finnigan, quien sacó a Seamus de allí para hablar con él en el vestíbulo. Escucharon a Seamus discutir con su madre durante un buen rato, hasta que por fin la convenció de quedarse para el funeral de Dumbledore. Según les contó Seamus después, la señora Finnigan había tenido problemas para encontrar alojamiento en Hogsmade, porque cientos de magos y criaturas habían llegado para presentar sus últimos respetos al director.

—¿Y qué tal está tu madre, Lulú? —preguntó Seamus con suavidad.

—Bueno, descansando.

Lucy sonrió con brevedad y no dio más detalles. Madame Pomfrey y el señor Farmagud habían terminado de curar a Roxane ya bien entrada la noche, cuando Harry ya había terminado de hablar con McGonagall y Alvar, Robus y Tamar estaban reunidos con los profesores. Byrne le escribió a Will una lista con todos los medicamentos y ungüentos que harían falta para la recuperación y cicatrización de Roxane.

—Ahora, más que nada, necesita reposo —había dicho el señor Farmagud—. Ahora duerme; si no despierta hasta la próxima noche, que no te extrañe. Pero habrá un momento en el que habrá que hablar con ella. Y en el que tenga que levantarse.

Madame Pomfrey no había tenido problema con que Roxane se quedase allí todo el tiempo que hiciera falta. Lucy había sido arrastrada por Ron y Hermione para dormir al menos unas horas, y Will se había quedado en la enfermería.

Lucy fue allí poco antes del almuerzo. Bill por fin estaba despierto y erguido, y aunque parecía mareado y sus cicatrices parecían igual de horribles, su personalidad seguía siendo la de siempre. En la cama junto a él, estaba Neville siendo revisado por madame Pomfrey.

—Neville ya nos ha puesto al día esta mañana, ¿verdad que sí? —dijo Bill. Su sonrisa, ahora algo distorsionada, seguía transmitiendo la misma confianza de siempre—. Y tú diciendo que nunca ibas a traer a un chico a casa. Ni tú —les echó en cara a Lucy y a Ginny—. Estáis contentas, que es lo que importa. ¿Verdad, tío Will?

Will asintió con la cabeza y trató de sonreír, pero no le salió muy bien. Tenía la sombra de unas ojeras bajo los ojos y seguía pálido, incapaz de quitarle a su esposa un ojo de encima. Roxane descansaba tumbada de lado, y aun dormida, parecía infinitamente agotada. Vestía un pijama de la enfermería, y de vez en cuando se estremecía levemente.

—¿Cómo ha pasado la noche? —preguntó Lucy. Will respiró hondo.

—Solo dormía.

Aquel detalle parecía llenarlo de vida.

Cuando se acercó la hora del almuerzo, aparecieron por la puerta Remus, Gadea y Evanna. Las dos hadas se acercaron a la camilla de Roxane a toda prisa.

—Oh, Roxie... —sollozó Evanna, tomando su mano con delicadeza—. Madre, sus alas... no podrá volar más...

—Tu hermana ha sobrevivido. Piensa en eso ahora. Solo en eso —dijo Gadea muy firme; parecía haber llorado todo lo que tenía que llorar en su casa. Después de darle a Lucy un buen achuchón y unos cuantos besos, se acercó a la camilla de Bill—. Corazón, te he traído esta crema que elabora mi hermano para la cicatrización; a mi yerno siempre le ha ido muy bien. Tenla. —Billy se lo agradeció con una sonrisa—. Un espanto, ese Greyback, un espanto... espero que Roby le haya dado una buena lección.

Lucy Weasley y el Príncipe Mestizo ✔️ [Lucy Weasley IV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora