Prólogo

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La música retumbaba mis oídos y las paredes con la misma intensidad.

Había venido a una reunión de último día de colegio, todos se encontraban bailando, saltando e incluso hablando, otros estaban haciendo cosas que no quiero detallar, pero hacían algo.

En cambio, yo estaba sentada en la barra apartada de mis amigas que se reían y bailaban al ritmo de la música, suena triste, pero igual ya estaba acostumbrada, estar sola era algo que hacía parte de mi organismo desde hace mucho.

— ¡Eleonor! - grita una de mis amigas.

— ¿Qué pasa, Ava? -le respondo de la misma manera, cuando dije que la música estaba fuerte no mentía.

— ¿Puedes pasarme mi bebida?

— ¡Claro! -tomo el vaso y se lo entrego en sus manos.

— ¡Gracias! -menciona con una sonrisa para luego voltearse y seguir hablando.

No sé por qué me decepcioné tanto, obviamente no me iba a incluir en su conversación, la última vez que intentó hacerlo todas se quedaron en un silencio incómodo, no querían que estuviera ahí.

Muchos dirían que la mejor opción es irse, y la es... pero no quiero. Por lo menos en este lugar hay zonas verdes donde puedo ver las estrellas, que son las únicas que me acompañan.

— ¿Qué haces aquí sola Eleonor? -pregunta una de las profesoras. - ¿Tus amigas te dejaron sola?

— ¡Profesora! -me sorprendo nerviosa. - ¡No! No me dejaron sola, solo están buscando bebidas, yo decidí quedarme. -Respondí dudando de mi respuesta, obvio no estaban buscando bebidas.

— Bueno -dice dudosa.- Si quieres puedes acercarte a mí y hablamos un rato, no me parece bien que estés sola en un evento tan emocionante.

¿Emocionante?

—No se preocupe Profesora, estoy bien. -sonreí, claramente mintiendo.

— Bueno -menciona finalmente retirándose del lugar.

Lamentable, toda esta situación es lamentable.

No puedo creer que hasta la profesora se dio cuenta de que estoy sola, si ella lo notó, ¿Los demás también?

De solo pensarlo me da tristeza, no me gusta dar lástima.

Por eso decidí ir al único lugar a donde puedo ir y no sentirme sola: Las zonas verdes de la escuela. Son bastante amplias y hay bastante viento, ahora mismo frío por ser de noche.

— Por fin -suspiro mirando todo con tranquilidad, suena raro, pero esta zona es como un hogar para mí. Creo que es porque vengo todo el tiempo.

Mirando a mi alrededor pude divisar a un chico alto, igual de solo que yo, se encontraba sentado en una de las bancas del parque mirando hacia el cielo. Es raro porque nunca lo había visto en nuestra aula. ¿Será algún invitado de afuera?

No sé, ni me interesaba saber.

Lo que sí se es que esta noche va a ser bastante larga. 

 

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