34. La (in)decisión

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Guillermo.



De Luque se había enfadado conmigo.

Sinceramente, eso es lo que menos quería en este momento. Bueno, en este y en cualquier otro.


Por suerte, no me golpeó, cosa que creí que ocurriría. En cambio me ofreció la llave de la puerta de la celda y, supongo que como castigo, el dormir en el suelo de aquella cárcel.


Me sentí extraño al tener aquella llave en mis manos. Era como una extraña fuerza que quería llevarme al mal camino, que era escapar en vano, pero por otra parte no quería hacerlo.


Extrañamente me sentía mal por haberlo cabreado. Era verdad que nunca me gustó estar en este lugar. Me trajeron a la fuerza y me se me trató fatal. Pero la situación pareció cambiar después de la última paliza que me dio. Llegué a pensar que se arrepintió de los golpes que me propinó, ya que no me comporté mal para que me tratase así, y ahora parecía tratarme mucho mejor. Quizás para contrarrestrar el haberse comportado así. O tal vez sólo era mi idiota mente creyendo que él podría llegar a sentir arrepentimiento...



Samuel me acompañó, abrió con otra llave que tenía, se quedó un momento frente a mí, escuchándose sus insultos hacia mí —los cuales había planificado conmigo en su habitación— y luego desapareció para volverse por donde habíamos venido.




¿Cómo te ha ido? —me preguntó.



Bien... —respondí, recordando que lo había hecho enfadar— Mira —Le mostré la llave de la celda, y sonreí. No quería mentirle, pero debía hacerlo. Yo ya lo había advertido, anteriormente, de lo que pasaría si lo llegaran a pillar intentando escapar de nuevo. Era su decisión, ahora, hacer caso o no—, se la he quitado, mientras me zarandeaba desde el otro lado de las rejas.




Él abrió la boca, sorprendido.




¿La quieres? —Se la ofrecí.



¿Tú no quieres salir de aquí?



No... Ya te dije lo que pensaba sobre esto. Pero tú puedes elegir la opción que prefieras. Puedes intentarlo. —No me gustaba sonreír a alguien, cuando la ocasión no lo merecía. Me sentía mal por estar engañándolo, tendiéndole una trampa, pero supongo que era mi castigo por haber cabreado a De Luque.



Gracias —Me agradeció, emocionado, tras coger la llave—. Oye...



¿Hmm?


Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora