Capítulo 181. - Arrestada

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Bernie parecía abatido después de colgar el teléfono.

Y a juzgar por las llamadas telefónicas y las expresiones de él, Fiona entendió que la empresa de los Lind estaba en problemas como la última vez.

"¿Qué está pasando?", le preguntó ella a medida que caminaba hacia él, y con la mano temblorosa, sostuvo el mango de la silla de madera de sándalo tallado.

Al escucharla, Bernie la miró y golpeó con el puño la mesa a su lado. "¿Hiciste algo de nuevo?", cuestionó en un gruñido. "Están diciendo que ofendimos a alguien poderoso. Todas las empresas colaboradoras me han llamado para dar por terminados sus negocios con nosotros".

Fiona no se atrevió a decir la verdad, pues la actitud de su esposo hacia ella había cambiado mucho desde que este descubrió que ella había contratado a un criminal para violar a Janet. Él se había vuelto muy frío y distante, y ahora menos podía decirle que había contratado a gente nuevamente para hacerle daño a Janet.

"¿Por qué siempre me echas la culpa cuando pasa algo malo? He estado quedándome en casa todo el día, y nunca podría haber hecho nada imprudente bajo tu vigilancia. Tal vez tú hayas ofendido a alguien durante uno de tus negocios", argumentó con voz ofendida la mujer mientras sus nudillos se ponían blancos por el fuerte agarre que tenía sobre la silla para contener su miedo y culpa.

Bernie creyó sus palabras, porque en efecto él la había estado observando de cerca esos días.

Sin embargo, lo que no sabía era que su esposa era más astuta y vengativa de lo que él había imaginado, y que tenía formas de ejecutar sus planes justo bajo su vigilancia sin despertar sus sospechas.

"Bien. Me disculparé con los socios y encontraré una forma de solucionar el problema", espetó él, ardiendo de rabia. Acto seguido, agarró su abrigo de la silla y se levantó para irse. "Quédate en casa, y no vayas a causar problemas".

Pese a eso, ella agarró su bolso y lo siguió. "Iré contigo. ¿Cómo puedo dejar que soportes todas las dificultades tú solo? Somos una pareja y lo enfrentaremos juntos", dijo al tiempo que se enganchaba a su brazo.

La empresa de la familia estaba en una situación miserable porque todos los socios habían cortado lazos con ellos, y algunas de las fábricas se habían derrumbado por falta de fondos. Por lo tanto, Bernie y Fiona habían estado lidiando con la caótica situación durante los últimos tres días.

La verdad era que el hombre estaba tan exhausto que incluso estaba debatiendo consigo mismo si declararse en bancarrota. Sin embargo, el negocio familiar era todo lo que tenían ahora, y de hecho era un activo ancestral, de modo que no quería que colapsara bajo su administración.

"No te preocupes, el negocio de nuestra familia se mantuvo durante años, y estoy segura de que recuperará la gloria después de que termine la crisis", le dijo Fiona a modo de consuelo.

Ni siquiera ella podía entender por qué todas las compañías habían terminado la sociedad con la suya de la noche a la mañana.

'¿Quién diablos está detrás de todo eso?', se preguntó.

Desafortunadamente no tuvo tiempo de averiguarlo.

Y es que el día después de que la pareja por fin resolviera los problemas de la empresa y regresara a casa, la policía fue a buscar a Fiona.

"Señora Lind, es usted sospechosa de varios delitos. Hemos recibido la evidencia y estamos aquí para llevarla a investigación".

"¿Qué está pasando, señor? Creo que es esto un malentendido. Mi esposa no cometería un crimen", dijo Bernie en un intento de detener a la policía.

Sin embargo, su voz vaciló, y en ese momento, lamentó haberse casado con esa mujer. Ella era pura maldad, pues se había metido en muchos problemas, ¡y lo arrastró a él en ello!

De todos modos, él no podía dejarla sola, pues si la arrestaban, sería una vergüenza para la familia Lind.

"Señor, su esposa es sospechosa de soborno, intento de asesinato, transacción comercial ilegal y varios otros delitos. Si quieren saber más, podemos discutirlo en la comisaría". Dicho eso, el oficial se acercó y esposó a Fiona, quien lo miraba con los ojos muy abiertos.

No bien las frías esposas tocaron su piel, ella comenzó a gritar y agitarse, y con sus piernas debilitándose por los nervios, apenas podía mantenerse en pie por sí misma. "No... Yo no hice nada", murmuró mientras su cabeza comenzaba a dar vueltas.

Entonces el pasado pasó por su mente en un instante. Ella se había aprovechado del poder de la familia Lind y se había metido en secreto a actividades ilegales. Dado que había estado ocultando el secreto todos esos años, casi se olvidó de su pasado oscuro.

Los recuerdos brotaron a medida que la policía mencionaba los crímenes uno tras otro, y ella empezó a sudar frío. Definitivamente estaba en un profundo lío ahora.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora