eres mi futuro

one short

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Acostar a los niños nunca es fácil. Todo lo que quieren hacer es retrasar lo inevitable el mayor tiempo posible: ¿puedo tomar una copa? Tengo una pregunta. ¿Has visto mi juguete? ¿Has hecho esto? Solo necesito limpiar. en realidad no estoy cansada...

Craig Tucker, de diez años, no fue una excepción. Thomas lo había estado siguiendo por la casa durante la mayor parte de la media hora, recogiendo juguetes y explicando las complejidades del universo, esperando desesperadamente que su hijo se aferrara a un tema con el que pudiera cansarse. Sin embargo, hasta ahora no había tenido suerte. Habían hecho varios viajes arriba y abajo de las escaleras, todos los artilugios de plástico y juegos seguramente guardados a estas alturas, cada tema explorado con gran detalle. Todos menos uno.

Empujando un taburete pequeño frente a su fregadero, Craig se subió encima y alcanzó su cepillo de dientes, aplicando torpemente demasiada pasta de dientes y, en consecuencia, atragantándose por la sobrecarga de menta. Sacó la lengua, estremeciéndose levemente por el sabor.

Thomas se apoyó contra el marco de la puerta del baño, sonriendo mientras exhalaba ligeramente por la nariz. Su hijo puede ser un pequeño bastardo arrogante con demasiada energía para esta hora de la noche, pero al menos era entrañable. Craig ya había superado el sabor y se frotaba los dientes enérgicamente con la misma energía con la que borraba los garabatos de una libreta cuando lo atrapaban. Escupiendo fuerte y desagradablemente en el fregadero, metió la cabeza debajo del grifo abierto, hizo gárgaras con el agua y echó la cabeza hacia atrás, haciendo un breve contacto visual con su padre, con la vista al revés.

Su papá se rió de la ridícula vista, causando que el niño balbuceara de vergüenza, ahogándose y tirando el residuo de menta en el fregadero con un feo 'bleh'.

'¿Qué diablos es tan gracioso?' -exigió Craig, señalando con un dedo acusador. '¡Esto es importante!'

Intentando frenar su risa, Thomas se cruzó de brazos y se enderezó. 'Nada, amigo. Adelante, ¿qué es tan importante? Se detuvo un poco al final, pensando en si invitar a esta conversación a comenzar era lo mejor.

¿Aliento matutino? Craig respondió como si fuera la cosa más obvia del mundo: "Tengo que asegurarme de seguir la rutina, esto tiene que ser natural cuando Tweek y yo nos mudemos juntos cuando seamos adultos".

Las risas audibles de su padre se detuvieron casi inmediatamente en eso. Correcto, esto podría ir en cualquier dirección. O Craig se cansa a sí mismo hablando con entusiasmo de su pequeño novio, o se pone nervioso por lo mismo, condenando a Thomas a horas más de tonterías antes de acostarse. Pensó, sin embargo, que esta era su única oportunidad de dormir bien esta noche. Vamos.

'Naturales, ¿eh? ¿Por qué entonces, chico?

Craig puso los ojos en blanco. Dios, su padre era tan estúpido a veces.

¿Porque tendremos otras cosas de las que preocuparnos? ¿Cosas más importantes? Suspirando, saltó del taburete, girándose hacia la puerta del baño y usándolo como asiento en su lugar.

'Como... sus medicamentos. Está mejorando, sí, pero no creo que nunca deje de necesitarlos. Así que tengo que mantenerme al tanto, con un horario o algo así. Mucho más importante que el aliento matutino. así que tengo que tener eso en piloto automático.

Tomás asintió. 'Entonces, ¿vas a ser su pequeño cuidador? ¿Enserio?'

'Uf, no, papá. Obviamente no.' El niño de diez años se puso de pie, mirando al pelirrojo como si algo anduviera mal con él. "Soy su novio, voy a hacer un montón de cosas por él, al igual que él las hace por mí". Resopló, sacando pecho y comenzando a caminar hacia su habitación, su padre siguiéndolo de cerca.