Capitulo 23

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New York.
Mansión Bernocchi.

Creo que hoy es 10 de septiembre, no estoy segura.

- No puedo más - Jadeo cansada - Me duelen mis piernas.

- No seas una niñata - Me regaña Antonio y lo veo mal - Andas quejándote por todo.

- Calla - Veo los segundo que faltan en la caminadora donde estoy corriendo.

Veo como se termina y joder al fin, entre el sexo y el ejercicio la ansiedad ha bajado bastante en pocos días y es demasiado sorprendente y mis ojos están volviendo a su normalidad.

- Abdominales - Antonio me da en las nalgas con su toalla y lo vuelvo a ver mal - ¿Ya te vas a quejar?

- Es que tú tienes más resistencia que yo - Me bajo y camino hacia el que me detalla el cuerpo encendiendo las ganas.

- Montante encima de mi - baja al suelo y va hacer flexiones, claro - ¿Qué pensaste?

- ¿No te voy a lastimar?

- No, sube - lo hago - Las piernas también - Me cruzo de piernas y comienza a bajar con facilidad.

Me sostengo de sus hombros y cuento cuantas hace, se detiene a la 60, me bajo y sigue con rapidez, está muy sudado y joder se ve tan sexy con esos músculos tensionados.

Massimo entra y lo saludo con la mano con timidez, camina con rapidez hacia mi y una sonrisa se aloja en mi boca, me abraza con fuerza.

- Estás bien - Susurra y asiento - Te extrañe mami.

- Ya estoy aquí - Lo veo y asiente sonriente - Quería estar mejor para verlos pero ya que.

- Lo supuse - Lo abrazo nuevamente y Antonio se seca el sudor, ambos se ven - Lo siento papá yo no quería..

- Como sea - Lo corta y arrugo las cejas - Terminemos con esto - Asiento - Tu comienza haciendo cardio - Le dice a su hijo y lo sigue con la mirada cuando se va - ¿Que paso con las moto?

- Ya tengo cinco echas - Dice con tranquilidad y ambos se ven antes de seguir con lo suyo.

- ¿Ya te había dicho que el recital de Regina es el sábado? - me habla a mi y niego - A las 7 p.m. era antes pero lo cambiaron.

- Quiero ir - digo haciendo un puchero y asiente.

- Abdominales - Señala el piso y resoplo bajando - 4 series de 50 repeticiones - Lo veo con horror y palmea mi piernas - Vamos - Bajo y me sostiene la rodillas - De mafioso y empresario ahora soy psiquiatra y entrenador - Sonrío subiendo - 1...

No me da descanso y media hora después me estoy duchando, me siento muy bien la verdad y que mis ojos estén volviendo a su color me anima más. Sin embargo. La rabia sigue en mi, cada que lo veo me acuerdo y es como una daga que me llega a la garganta.

Pero bien o mal me está ayudando, no sé cuánto dure sentirme bien porque ya me conozco y esto es muy pasajero.

Salgo de la ducha y lo encuentro en la cama recién bañado con el celular en la mano ¿Dónde se baño? Es tan sexy que se me olvida que estuvo con otra por mínimo segundos.

- Vamos a salir - Habla y me voy al clóset - Mira - me volteo y me da el celular.

Reproduzco el vídeo de mi hija practicando ballet, se ve tan hermosa y se mueve con tanta delicadeza. Una lágrima cae por mi mejilla y la limpio con rapidez.

- Ponte esto - Deja ropa encima del mueble circular que está en el medio y toma su celular.

- ¿A donde vamos? - veo la mini ropa que escogió.

Fingiendo Estabilidad. [Libro 2 > Saga Bernocchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora