❀ My Dear Sunflower ❀ 𝑀⃪𝑒⃪𝑠⃪𝑠⃪𝑐⃪ℎ⃪𝑜⃪𝑎⃪ ❀

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—Ok, no sé qué significa esto, pero seguro tiene una buena explicación. —Lisandro me mira atentamente, sé que espera ver algún tipo de reacción violenta de mi parte, pero no la obtendrá.

—De hecho la hay, querido amigo mío. —Le arrebato el teléfono de la mano sin importarme que sea suyo y bloqueo la pantalla antes de lanzarlo contra el colchón.

"¿Por qué todo tiene que pasar justo antes de un partido importante?" Pienso mientras me restriego las sienes con los dedos.

—Ese es Guillermo, como bien pudiste notar, pero el alfa a su lado, sí, es un alfa. —Lisandro levanta las cejas con asombro, supongo que por la tranquilidad con la que hablo. —Ese es Raúl Jimenez, uno de los mejores amigos de Guillermo. La historia de por qué y cómo nos conocemos tan bien como para que lo reconozca de espaldas es demasiado larga, pero debo aclarar que no hay nada de qué preocuparse.

—¿Y el hotel? —Me encojo de hombros. Comienzo a tener jaqueca.

—Ahí se está hospedando Guillermo. Lo que debe importarnos ahora mismo es... —Me interrumpo al escuchar un par de golpes en la puerta de mi habitación.

Frunzo el ceño con duda ya que no espero a nadie más. Me acerco a abrir, encontrándome con Scaloni al otro lado.

—¿Viste el video?

—Buenos días entrenador, me encuentro muy bien, muchas gracias por preguntar ¿Y usted? —Mi entrenador rueda los ojos y me insta a responder su pregunta con un gesto de la mano, ignorando mi sarcasmo por completo, a lo que yo ruedo los ojos y me hago a un lado para dejarlo pasar y cerrar la puerta tras de él.

—Sí, lo vi, pero no hay nada de malo ahí.

—No se trata de lo que hay en el video o no Lionel, ese video no fue tomado solo para hacer pasar a tu... lo que sea, como un omega fácil, lo tomaron para distraerte.

—Pero no va a pasar, conozco al alfa del video y no me interesan las especulaciones que se puedan suscitar luego de esto, Guillermo no es nada de lo que toda esa mierda de gente quiere hacer ver.

—¿Y tus compañeros? —Levanto las cejas con duda al no entender la pregunta del entrenador.

—¿Qué hay con ellos? Nada de esto les incumbe. —Scaloni suspira pesadamente.

—Lo sé, pero ellos no saben de tu tranquilidad, ellos creen que todo esto podría distraerte y... —Scaloni se interrumpe, mirando a Lisandro en busca de ayuda, pero mi amigo parece no entender nada.

—Quieren que me saques del juego. —Lo interrumpo para concluir aquello que le costaba decirme.

El entrenador asiente con la mirada fija en mí. —¿Lo harás? —Mi duda es genuina.

—¿Qué? ¡No puede! Entrenador, Lionel no está para nada distraído, ha asistido a todos los entrenamientos, se ha preparado para esto, no es justo que... —Scaloni levanta una mano para callar a Lisandro ante su desesperado discurso en mi defensa.

—Calma Lisandro, no pensaba hacerlo, no tengo un motivo real y aunque la mitad del equipo lo quiera, no es razón suficiente si él demuestra estar centrado en su trabajo.

Mi amigo guarda silencio, luce avergonzado por haberse adelantado a que Scaloni respondiera, pero un sentimiento cálido me llena al saberme respaldado por él.

—¿Entonces qué debo hacer?

—Solo demuestra que nada de esto te afecta. No sé qué pasa ahora entre tú y ese omega, pero sé que no te dejarás distraer tan fácil. Mantente alejado de los comentarios maliciosos y entrena duro, pero sin agotarte. Estamos a menos de ocho horas de la final, así que vayan a comer algo y repasen las jugadas.