Una semana antes.
Pol.
Me despierto con la boca seca. No sé que hora es, y como todas las mañanas desde que amanezco en esta cama, tardo unos segundos en recordar donde estoy. Durante un breve instante de tiempo, no recuerdo lo que ha pasado. Durante una fugaz eternidad, cada mañana, no me duele el pecho. Y esos segundos son los mejores de mi día. Luego, todo va a peor.
Rápidamente reconozco entre las sombras la habitación del piso de Usem y los últimos sucesos de mi vida vienen a mi mente de nuevo, en un remolino de imágenes. Sara y yo en Galicia. Sara y yo haciendo el amor. Sara y yo recorriendo carreteras nuevas en el coche. Sara y su padre. Y, por último, yo huyendo como un cabrón. Y es que eso es lo que soy. Pero, si pudiese volver atrás en el tiempo... tomaría las mismas decisiones.
Llevo aquí como una semana. Aunque he perdido la cuenta exacta de los días. Porque han sido todos prácticamente iguales. Odiarme a mí mismo por saber el daño que le he hecho, imaginarme como estará ella, ignorar llamadas de todo el mundo, y beber cerveza desde primera hora de la mañana.
Supongo que cada uno tiene su forma de sanar. Y sé que refugiarme en el alcohol no es la mejor idea. Pero entiéndeme, durante unas horas, dejo de pensar en Sara y su puñetera sonrisa.
Pero no me sorprende levantarme hoy y encontrarme a Naira en la cocina junto a Usem.
—He tirado todo el alcohol —anuncia esta a modo de saludo.
—En realidad, tenía pensando desayunar Colacao.
—Pol, tío. Estamos en serio. Lo de beber para olvidar las penas no es sano para el corazón.
—Para el hígado tampoco —sentencio, mientras abro la nevera y les regalo una sonrisa.
—¿Nos puedes tomar en serio? —protesta Naira.
Cierro la puerta del frigorífico y busco una taza limpia, pero todas están en el fregadero lleno de vajilla y acabo cogiendo un vaso.
—Echo de menos vivir con Nacho —bromeo, señalando la loza sucia acumulada.
—Puedes volver cuando quieras — afirma Usem con un cigarro en los labios.
—¿Me quieres echar tan rápido? —bromeo.
—No, tío. Pero igual deberías volver a tu casa. Con tu novia — remarca estas tres últimas palabras.
—Sara ya no es mi novia.
Usem y Naira sueltan un pesado suspiro acompasado, a la vez. Parece que incluso lo hayan ensayado antes.
—¿Qué? —inquiero ante sus miradas pesadas.
—¿Nos puedes explicar el motivo real por el que la dejaste?
Ahora soy yo quien suspira.
—Ya os lo dije. No le hacía bien. Estará mejor sin mí.
—Realmente, no me puedo creer que seas tan gilipollas —replica Usem.
—Gracias, bro. Levantas el ánimo a cualquiera.
Naira se sienta en el taburete contiguo al mío y me mira fijamente.
—Pol. En serio. Intento entenderte, pero es que no concibo que...
—Naira —la interrumpo. Estoy empezando a cansarme de esta conversación, aunque valore sus intenciones —. No tenéis que entenderlo. No hay nada que entender. No quiero estar con Sara. Y punto.
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La magia de dos corazones en movimiento [Parte 2 Bilogía]
RomanceSegunda parte de la biología. _____ Sara lleva tres meses en Madrid. Sara ha reído, ha vivido, ha soñado y se ha enamorado. Sara ha besado a Pol. Y luego ha huido. Pol lleva tres meses ensanchando su colección de sonrisas. Pol ha fluido, ha luchado...