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Su respiración era errática, su corazón bombeaba como loco, podía sentirlo mientras seguía corriendo lo más rápido que podía hasta que cruzó la puerta de su casa y subió las escaleras.

Aventó la maleta con el dinero antes de tomarse de los cabellos, sintiendo toda la frustración creciendo en su cuerpo.

No había duda alguna. Agust había roto su palabra y había secuestrado a JungKook antes de tiempo.

Quizás para presionarlo, o para hacerle saber que lo que había dicho era más que cierto y que él no estaba bromeando de ninguna manera. Pero si era honesto, nunca había dudado de su palabra.

Necesitaba hacer algo, tenía mucho miedo de lo que le pudiera hacer a su novio.

JungKook era tan dulce, tan lindo y con todas las cualidades buenas con las que algún momento soñó.

Además, Agust había descubierto su homosexualidad, así que estaba seguro de que eso lo había enfurecido demasiado la noche anterior. De hecho le había sorprendido que no haya dicho nada al respecto.

Pero ahora lo consideraba; quizás sólo había callado para guardárselo para después.
Y ahora era ese después.

¿Qué se supone que debía hacer?

Tenía miedo de enfrentarlo, pero al mismo tiempo sentía que era el momento, el momento de sacar toda la frustración y el miedo que sentía y hacérselo saber de cualquier manera.

No quería seguir sintiéndose inferior, quería libertad.

Sabía que no era momento de compadecerse de sí mismo y de su sufrimiento, tenía cosas que hacer, tenía planes que debían avanzar para poder hacer lo que debía hacer.

En ese momento sólo tenía una sola preocupación, un sólo objetivo.

Recuperar a JungKook.

Todo lo demás podía esperar, de esa manera lo veía, pero su único objetivo era JungKook, solamente él.

Volteó mirando el resto de su departamento, pasó por cada detalle hasta que dio con la bolsa de dinero que poco antes había aventado.

Al instante avanzó hasta tomarla, la abrió mirando todos los fajos de billetes que había conseguido y abrió su caja fuerte acomodándolos ahí.

Eso era todo, todo el dinero, todo su tormento.

Lo contempló una última vez antes de ir hacia el teléfono que tenía en una mesa, en el cual comenzó a marcar de manera rápida hasta que la llamada fue atendida.

-¿Qué quieres Yoongi? -la voz de su hermano hizo eco dentro de su cerebro, siempre tan fría

-Tengo tu estúpido dinero así que ven por él

Colgó la llamada antes de recibir una respuesta, no le interesaba ninguna respuesta ahora. Sólo quería terminar con todo.

Y ahora, en realidad consideraría irse lo más lejos que pudiera, aún si sabía que eso significaba huir de Agust.

. . .

Estaba bastante nervioso pero intentaba hacer lo posible porque no temblar.

No podía respirar por la nariz así que se conformaba con hacerlo por la boca, no podía controlarse ni un poco.

Menos cuando escuchó la puerta abrirse y poco después los zapatos de Agust en las escaleras hasta que por fin apareció en su campo de visión.

Al instante levantó ambas manos las cuáles sostenían su arma.

Yoongi nunca la usaba, de hecho la había robado en uno de sus muchos crímenes contra su hermano, pero jamás la había utilizado.
Siempre había estado guardada en uno de los cajones a un lado de su cama.

𝑯𝑨𝑬𝑮𝑬𝑼𝑴 ❤︎ 𝙺𝙾𝙾𝙺𝙶𝙸 | 𝕖𝕟 𝕡𝕣𝕠𝕔𝕖𝕤𝕠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora